**-Shots del Universo Marvel-**

SECRETO (Erik Lehnsherr)

7 meses después, Lehnsherr, por su parte, estaba hundiéndose más y más en el fango de la desesperación. Por primera vez, en mucho tiempo, la tristeza y el abandono le iban mermando sus ganas, sus deseos de venganza, incluso su interés por seguir viviendo, y aunque no reconocía abiertamente que era porque te extrañaba, muy en su interior sabía que había cometido un terrible error al  deshacerse de ti.

-¿Qué demonios te pasa Lehnsherr? ¡En cada ataque estás peor! Te estás volviendo un rotundo fracaso -le recriminó Sabretooth con su típico gruñido

-¡Déjame en paz, imbécil! -contestó Erik completamente ebrio y sentado en un rincón de su habitación

-Desde que T/N se fue has hecho las cosas más complicadas... ¡incluso das asco con tu aspecto! El clan ha perdido toda credibilidad en tu liderazgo

-¡Largo! -le arrojó al mutante una botella de whisky que éste esquivó y se quebró en la pared -déjame solo

-Eres un maldito perdedor... -aquél imponente hombre salió del cuarto mientras Mystique entraba

-¿Qué sucede Erik? -preguntó aquella al escuchar los gritos que habían emanado desde ese lugar y al ver que éste no contestaba, se acercó a su lado -creo que es tiempo de que recompongas tu vida o harás que nos maten a cada una de nosotros... ya perdimos a 12 de nuestros hermanos y tus tácticas son cada vez más arriesgadas y estúpidas -le dijo la pelirroja con vehemencia

-¿Y qué es lo que quieres que haga? -la miró fijo con una embriaguez penetrante

-Busca a T/N, es la única solución

-¡No voy a ir a buscarla! Que se pudra

-Vamos Erik, todos aquí sabemos que la necesitas; creo que más que ella a ti. Haznos ese favor y ve por ella

-¿Y a dónde rayos iría a buscarla?

-Está con Charles, y no me preguntes cómo lo sé. Solo... lo sé. Vamos, aséate un poco

Erik se alistó y se encaminó hacia la mansión de los X-Men; los nervios de saberse indefenso lo pusieron vulnerable, en su cabeza trataba de averiguar qué era lo que te diría cuando te viera. Asimismo, por medio de la telepatía de Emma Frost, se comunicó con Xavier para avisarle que estaba buscándote y que no pretendía agredirle a él o a ninguno de sus estudiantes.

Llamó a la puerta y esperó con impaciencia que se abriera. La sorpresa fue mayúscula cuando vio que eras tú quien le daba entrada a la mansión.

-¡Erik! -dijiste con la misma sorpresa en tu rostro -¿qué haces aquí?

-Hola T/N... -no dejaba de observarte, analizaba cada detalle de ti, como si fuera la primera vez que te viera -vine a buscarte

-¿A mí? ¿Por qué?

-En realidad... te extraño demasiado -se adentró hacia la casa y se abalanzó a besarte con ansiedad, intentabas separarte un poco pero era fuerte

-¡Basta Erik! -le gritaste cuando lograste zafarte de su agarre -¿Qué rayos te pasa? ¿No recuerdas que fuiste tú quien me alejó de tu vida para siempre? -reprochaste con la voz entrecortada

-Perdóname T/N, estaba enceguecido por el rencor. Me haces mucha falta. Por favor, regresa conmigo

-Lo lamento Erik, no puedo irme; no puedo dejar lo que me hace feliz aquí

Magneto frunció el ceño y sospechó que alguien más había entrado a tu vida, lo que hizo que le pusiera furioso y enardecido.

-¡Me importa una mierda si tienes algo con alguien más aquí en esta escuela de quinta, tú vendrás conmigo! -de pronto, te agarró del brazo y te jaló hacia él, con la misma mirada furibunda con la que te había corrido meses atrás

-¡Déjame Erik, me estás lastimando... suéltame! -elevaste la voz

-¡Erik, suéltala! -la voz de Charles llamó la atención de Magneto y te soltó con violencia -no voy a permitir que la sigas lastimando por tus celos estúpidos

-Hazte a un lado Charles o no respondo

-Tranquilízate Lehnsherr, no quiero que peleemos aquí, esto va más allá de nosotros. T/N, es hora -Xavier volteó a verte y con un movimiento de cabeza te invitaba a que le dijeras toda la verdad al amor de tu vida

-Pero profesor... -dijiste angustiada queriendo rehusarte

-Es lo mejor y lo sabes. Anda, no tengas miedo, todos te protegeremos y lo sabes. A ti y a "ellos"

-¿Ellos? -preguntó Erik sin comprender 

-Vamos, sígueme -le indicaste al invitado

Se dirigieron a la planta alta de la casa y caminaron por el pasillo hasta llegar a la última puerta de los dormitorios. Parada frente a la entrada, sostuviste la manija y con lentitud abriste para dejarle ver lo que adentro se hallaba.
Al principio él se quedó impávido ante el panorama que vislumbraba, pero cuando comprendió lo que sus ojos observaban, volteó a verte y preguntó:

-¿Qué es esto?

-Querrás decir "quiénes son ellos" -sonreíste con ternura -son mis hijos Erik: Pietro y Lorna

-¿TUS hijos? -hizo hincapié en las palabras

-NUESTROS hijos... eres su padre