Algunos shots e imaginas con los personajes de Marvel, tanto Vengadores, como X-Men; situaciones románticas, graciosas, tristes y cotidianas que les puede suceder a estos héroes
Las horas transcurrieron y mientras Tony despertaba tú le hacías un pequeño favor: recogías sus cosas y limpiabas un poco por aquí y por allá. Al menos eso te hacía más llevadera la espera y no le dabas más vueltas al asunto en tu cabeza.
Escuchaste que se dirigió al baño y te acercaste para cerciorarte que todo estuviera bien. Alcanzaste a oír que él mismo se recriminaba en el espejo por haber sido tan tonto, no pudiste evitarlo un segundo más: te pusiste tras de él para sorprenderlo.
-Hola Tony -dijiste cuando alzó nuevamente la mirada al espejo y tu reflejo era visible
Él, que en un principio no podía creerlo, solo permaneció inmóvil.
-¿Eres una alucinación?
-No Tony, no alucinas... soy yo, estoy aquí
Fue entonces que volteó hacia ti y te abrazó tan fuerte y de un impulso, que casi terminan los 2 en el piso.
-Dios mío T/N, te extrañé tanto -besaba como frenético tu rostro -por favor, no vuelvas a abandonarme, te lo suplico -lágrimas gruesas rodaban en su mejilla
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-No lo haré nunca más Tony; me han confirmado que todo fue un terrible error... lo siento tanto -tú también besabas con desesperación los labios de Stark y lo jalaste hacia la cama
Tony te dejó con suavidad en el mullido colchón y comenzó a besarte por todo tu cuerpo, gemidos y varios "te amo" salían con ansiedad de los labios del castaño que vorazmente recorrían cada palmo de tu ser, saboreando tu piel y dejándote saber cuánto te deseaba. Con rapidez se deshizo de tu ropa al igual que la suya y podías sentir su erección frotando con tu pelvis; tu intimidad completamente mojada estaba lista para sentirlo dentro de ti.
-Oh Tony... -jadeabas cuando mordía tu cuello y tus hombros -... hazme tuya
-Seré siempre tuyo, mi amor -decía entrecortadamente por el placer que irrumpía en su cuerpo -cómo he deseado tenerte otra vez entre mis brazos
-Haz este momento eterno -susurraste
Su boca húmeda saboreaba cada centímetro de tu silueta, era la ocasión perfecta para perderse en la sensación que Tony te regalaba. Conocía cada rincón de ti y eso lo hacía aún más excitante; es por eso que su toque era como una descarga de electricidad de la cual no querías dejar de sentir. Por otro lado, tú también lo conocías a la perfección y provocabas en él la exaltación de sus sentidos. Mientras te acariciaba y mosdisqueaba tus senos, tu lamías sus orejas y arañabas su espalda, cosa que lo hacía gemir y gritar sin cesar, diciendo tu nombre. Abrazabas su cadera con tus piernas, sus sexos se unían y el calor aumentaba a cada minuto.
-Te deseo tanto, T/N -lo repetía sin parar y gruñía cuando clavabas más las uñas en su espalda -dime que eres mía
-¡Soy tuya mi amor, tuya! -exclamaste a grito abierto tu placer -¡cógeme Tony!
