CAPITULO 12 SÍLFIDE

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Desperté casi esperando encontrarme de regreso en mi casa, pues estaba tan cómoda, tan tranquila y a salvo como jamás me había sentido

Seguía recostada allí, en aquel pequeño paraíso, mire a mí alrededor algo sorprendida de que estuviera sola por lo que perezosamente me puse en pie y mire nuevamente a mí alrededor

"nunca te dejamos sola" aunque al mirar hacia arriba no podía verla, claramente pude reconocer la sutil voz de Alistra

"hola mi hija" dijo apareciendo frente a mi o más bien volviéndose ligeramente más solida para que pudiera verla

"hola...ehhh" la salude un poco inquieta al verme reflejada en sus ilusionados ojos "mami Alistra" en respuesta ella de inmediato giro rápida y felizmente a mi alrededor

"no tienes idea de lo feliz que me haces con solo decir esas simples palabras" dijo levantándome del suelo al abrazarme y felizmente me lanzo varios metros en el aire

Era un simple juego pero yo aun no me sentía segura al estar en el aire y grite de miedo al ser lanzada, de repente, tan alto

"¿porque te asustas mi hija?" dijo atrapándome entre sus brazos

"¡ALTO...MUY...CAER!" tartamudee temblando de miedo

"no vas a caerte" me aseguro con una amplia sonrisa "soy una hija del aire y como mi hija tu también lo eres. Jamás volverás a temer a las alturas, el aire esta bajo tu mando y te cuidara siempre" agrego soltándome

Volví a gritar aterrada, mientras abría desesperada mis alas; aunque estábamos muy alto no era lo suficiente para que lograra frenar mi caída a tiempo. Pero no caí, no de golpe, sino que suavemente fui descendiendo como si fuera una ligera pluma

"lo vez" sonriente dijo Alistra flotando frente a mi "ahora mueve tus alitas y descubre tus nuevas habilidades"

Así lo hice y con un simple movimiento logre impulsarme con una increíble velocidad, podía moverme en el aire con la misma soltura como si hubiera nacido en ese elemento. Extasiada como niña con juguete nuevo, pase largo tiempo jugando entre las nubes creando pequeños tornados con el batir de mis alas

"hija mía, ya es tiempo de que bajes" me pidió Alistra

"un ratito mas mami, ¿por favor?" le pedí viéndola con ternura y ella riendo accedió a mis caprichos dejándome jugar hasta que por fin, cansada, me deje caer en un suave descenso durante el cual Alistra, arrullándome, me protegía mientras el viento nos mecía gentilmente

Lentamente me fui quedando dormida, entre sus bazos, mientras Alistra me cubría de sutiles besos llenos de amor. Me le quede viendo, correspondiendo sus atenciones con una mirada llena de amor; alce la mano, embelesada con aquel regalo que me había dado, quedándome dormida mientras una amplia sonrisa se formaba en mis labios, pues el cielo estaba ahora a mi alcance


Mi amigo y yoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora