Epilogue

68 12 4
                                    

" Cuenta la leyenda que solo los más aptos eran capaces de comprender aquella historia y ejecutar su misión. Dicen por ahí, que los acertijos planteados por la bruja eran extremadamente complicados. No por nada aquellos nobles caballeros y príncipes dejaban de batallar por la princesa. Pero hubo uno, que sin ser noble logró vencer los acertijos, logró combatir a la bestia y rescatar a la princesa. Aquella dulce y delicada mujer agradeció profundamente el rescate del valiente caballero y le juró amor eterno, pero en sus ojos se podía ver que él era ambicioso y la hermosa princesa no era exactamente el premio gordo que él buscaba. Él quería riquezas. Quería tener el mundo a sus pies, así que, en cuanto se casó con ella la desterró a un bosque solitario, en el que ella sufrió, mendigando comida y calor, el mundo era cruel con ella, pero a pesar de eso, continuó luchando.

Un día un príncipe se perdió en aquel bosque y al encontrar a la princesa se enamoró perdidamente de ella, le dio comida y ropas y la llevó junto a él al castillo, en cuanto llegó, tomó su lugar como reina gracias a una enfermedad que atacó a quien la desterró de su hogar y le quitó su poder como rey y como su esposo.

Tiempo después se casó con el príncipe que la rescató y el reino dejó su oscuridad, nunca nadie volvió a sufrir y la princesa le juró amor eterno al que había cuidado de ella con su vida, sin esperar nada a cambio "


Cerré el libro y miré a los niños que me miraban con una sonrisa infantil –¿imaginan si esa historia fuera real?– dijo Anne

–¿cómo va a ser real eso Anne?– se quejó Richard

–es una leyenda– agregó Nam Joon –tiene un poco de verdad y un poco de fantasía–

–¿lo ves tío?– dijo Sophie acusadora

–¡ay! da igual, no me gusta el romance, a la próxima ¿puedo elegir yo?– preguntó Aaron y sus hermanas lo miraron haciendo un puchero –papá, yo quiero elegir algo de caballeros– se quejó y Nam Joon y yo reímos bajo

–será la próxima vez– dijo Nam Joon despeinando el cabello de Aaron –ahora vayan a dormir–

Los cuatro asintieron cansados y vagamente subieron las escaleras para dirigirse a sus habitaciones.

Me senté junto a Nam Joon frente a la chimenea y el acarició mi hombro con dulzura, era claro que ya estaba completamente acostumbrada a su cariño, me sentía muy a gusto a su lado y adoraba la familia que habíamos formado, adoraba el cálido ambiente, las risas de nuestros hijos y sentirme tan llena de vida para disfrutar con ellos.

Nam Joon besó mi frente cariñosamente y lo miré curiosa, tenía una hermosa sonrisa que desde hace mucho no había borrado –somos afortunados– dijo y yo asentí

–tenemos tres demonios y un bobo que son muy felices con nosotros– bromeé y él rió

–tenemos una familia bellísima– alagó y yo asentí nuevamente –y tengo una esposa bellísima– besó mi frente nuevamente y yo reí sintiéndome igual que cuando apenas descubría mis sentimientos por él

–¿te gusta mucho presumirme?– reí levantándome del sillón

–que va– dijo tomando mis manos –solo creo que April Kim suena perfecto– comentó rodeando mi cintura consiguiendo que me sentara en sus piernas –¿no piensas lo mismo? –

–suena hermoso– sonreí y besé su mejilla

A pesar de los años, sus besos seguían consiguiendo aquella fusión de emociones en mí.

Solo que después de la boda, las mariposas volaban más felices que antes y me motivaban a despeinar su cabello mientras sus manos paseaban divertidas de mi cintura a mis hombros. Todo se sentía perfecto, en algún momento conseguí dejar ir mi pasado y el hoy, se convirtió en algo más precioso, un regalo, un presente que, sin importar el caos, para mí, era simplemente bello y etéreo.

Como delicados hilos rojos del destino, el mío había conseguido desenredarse y encontró mi otra mitad. Disfrutaba de ello cada segundo.

Junto a mi cascanueces que me defendió del rey de los ratones.

Eunoia® || KNJWhere stories live. Discover now