[Epílogo]

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No entendía cómo fue que terminó asistiendo a ese estúpido baile.

De todas las ocasiones que se le habían presentado para asistir, ésta era la vez en la que más le repudiaba estar allí.

Comenzaba el año de 1919, Habían pasado ya unos meses desde que la guerra había acabado y eran ya casi cuatro años los que llevaba en Zenith deseando con todo su ser regresar el tiempo a casi siete años atrás a cuando vivía en Kryptón y era constantemente molestada por Kira. Durante los primeros meses el gobierno kryptoniano se dedicó a exiliar a todos los extranjeros y siendo ella y su hermana, patriotas del país que inició el conflicto, fueron las primeras en irse ya que como era de esperarse, no tenían la nacionalidad al no haber contraído nupcias con nadie. Recordaba cómo ella y Kira se mantuvieron en contacto por medio de cartas. Era una carta la que enviaba al mes (con su respectiva respuesta); más al séptimo mes, su carta jamás fue respondida. Si bien se aterrorizó demasiado en un principio, Astra le explicó que lo más probable es que le hubieran enlistado al ejército.

Su mirada se clavó en el doctor, quien se veía demasiado contento por estar en un mismo espacio con ella. Su cara hizo un gesto de molestia al notar como era completamente ignorada por el doctor. Bien era cierto que los hombres cada que sentían que tenían a una mujer ganada la abandonaban a su suerte, pero... ¿Qué acaso no recordaba que solamente había ido con él porque Astra la obligó? Es más ni eso, fue solamente que Astra junto con Sam le ordenaron con máxima seriedad asistir y el doctor le acosó desde la puerta.

Irónicamente llevaba el mismo vestido que Kira dejó en su habitación al cobrar su "recompensa" en aquel baile en la mansión Danvers, en donde conoció al señor Zor El y en donde la kryptoniana se negó fervientemente a llevarla a su pieza.

Soltó una risilla al recordar que tanto ella como Sam habían olvidado el explicarle a su madre adoptiva el "el único hombre capaz de conquistarla" era en realidad una mujer, y el hecho de que se negara a Mercy (y cualquier otra mujer en general) le habían hecho creer que fue solo una etapa. Astra había sido muy comprensiva así que estaba segura que reaccionaria bien a su confesión.

Bufó con molestia y se sentó en la barra del enorme salón. Apoyó su mejilla sobre su mano y perdió su mente en la nada. De verdad que estaba preocupada por Kira, era demasiado el tiempo que llevaban incomunicadas y hasta donde pudo hablar con Lucy, igual por cartas, no se sabía nada de la Danvers, ni siquiera se había aparecido a entrenar a Imra. ¿Y si había muerto? Negó con la cabeza, no dejaría a esa posibilidad siquiera asomarse en su cabeza. Sintió unas manos cubrir sus ojos y de nuevo puso una cara de exasperación.

— ¿Qué quieres ahora? —Pregunto de mala gana. Un aroma bastante familiar invadió sus fosas nasales y en nada sintió el aliento del su apresor en el oído.

—Decirte lo bien que te ves...—Dijo de manera simple, paralizando el corazón de Lena. ¿Podía ser posible? Se giró por completo encontrándose con aquellos ojos índigo y esos largos cabellos rubios. Vistiendo con un traje negro, camisa blanca y corbata vino. Si lo comparaba con el vestido que llevaba puesto... Eran las mismas ropas de su primera fiesta, era demasiada coincidencia, pero era imposible que Kira lo planeara así, pero Kira es Kira: Una mujer increíblemente calculadora.

— ¿Pero qué...? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Tú? ¿Eh...? ¡¿Ehh...?! —Tal parecía que Lena había perdido su capacidad de hablar.

—Llegue apenas ayer, fui a visitarte pero me dijeron que estabas dormida—Respondió con esa sonrisa tan característica en ella—Así que pedí un poco de ayuda para que vinieras aquí con el primer vestido que usaste para mí.

SEDUCCIÓNWhere stories live. Discover now