[Capítulo 25]

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Imra y Lucy se encontraban en completo silencio. Estaban sin palabras por lo que acababan de escuchar. ¿La señorita Samantha enamorada de la señorita Alex? Sus miradas se enfrentaron unos segundos, las manos de una se encontraban tapando su propia boca y la de su contraria. Ninguno de ellos podía saber que accidentalmente los habían escuchado. Lucy estaba realmente sorprendida por la faceta que estaba mostrando su hermano mayor aunque no más que Imra, pues ésta había sido víctima de los menosprecios de Maxwell y de Clark cuando se volvió la guardiana de Lucy gracias a Kira. Pero ahora, ¿dos mujeres enamoradas entre sí? ¿Eso era posible? Una duda se implantó en las chicas.

¿Qué era el amor?

—No lo sé, Maxwell. No lo sé...—Desde su posición, tanto Lucy como Imra escucharon como la voz de Sam igualmente se quebraba—Llevo preguntándome lo mismo desde hace tiempo, han sido tantas veces las que he negado e intenté enamorarme de ti pero el corazón es tan impredecible.

»—Cuando menos me di cuenta me encontré pensando en ella las veinticuatro horas del día, teniendo que ocultar mis nervios cada vez que se acercaba más de la cuenta a mí. Sonriendo con solo recordar el cómo nos hicimos amigas, cada cosa nueva que ella me enseñó, protegiéndome (sin que ninguna se diera cuenta) de cosas insignificantes, haciéndome reír a cada momento, alegrando mi día a día, distrayendo mi mente de los problemas que traía de mi hogar, logrando entrar a mi corazón con cada mínimo detalle dulce que tenía conmigo, con su densidad e inocencia, su bondad y al mismo tiempo su madurez, su camaradería, todo... Todo lo que es ella es lo que me enamoró. Cuando me besaste supe que no podía amarte, pero aun así no quería lastimarte, pero cuando Alex comenzó a dejarme de lado para pasar más tiempo con Gayle fui notando que no la quería lejos, la quería cerca, mucho más cerca, siempre a mi lado de ser posible. Sin saberlo, lo que siempre buscaba, lo encontré en ella. Yo... yo me enamoré de Alex.

—Yo pude haber sido todo eso—Dijo Max después de una risa irónica—pero llegué tarde, ¿no es verdad?

No escucharon a Sam responder, pero sabían que eso era un sí. Lucy miró de nuevo a Imra pero ahora de manera analítica. Si el plan que habían trazado ella y Kira no hubiera resultado, estaría atada al noble James Olsen, de ser así... ¿Qué hubiera sido de ambas? Si repentinamente Imra tuviera que alejarse... ¿Qué sentiría?

—Lo siento.

—No. Es mi culpa, Sam—Max tomó un respiro bastante hondo antes de despedirse finalmente de su primer amor y emprender la búsqueda al suyo propio—Prométeme que a la primera oportunidad que tengas hablarás con Alex y no dejarás que el miedo te invada y le dirás que lo que sientes.

— ¿Pero y si...?

—Ambos sabemos de la nula atracción de Alex a los hombres—Desde su lugar, Imra y Lucy apretaron más los apretones en sus bocas con tal de no dejar salir ningún sonido—Y si te soy honesto, si me has enamorado a mí, dudo que no sea lo mismo para ella.

—Gracias.

—Anda, ve.

.

.

— ¡ALEX! —El grito que salió de los labios de Kira tuvo una respuesta inmediata, pues en un segundo se abrió la ventana de la habitación de la aludida.

— ¡¿Qué haces aquí?! —Preguntó alterada viendo hacia adentro y a los alrededores, un par de comerciantes les miraban con curiosidad.

—Vengo a hablar contigo—Respondió con tranquilidad.

— ¿Y no pudiste tocar la puerta como una persona normal?

—No—Rio—No tengo ganas de enfrentarme a tu padre por ahora, y esto te interesa.

SEDUCCIÓNOù les histoires vivent. Découvrez maintenant