𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 𝚌𝚞𝚊𝚝𝚛𝚘

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Dan

—Y dime, Naruto —lo miré caminando a su lado—. ¿Cómo es la aldea? ¿Es interesante?

—Tiene muchas cosas interesantes, como el ramen de Ichiraku, tienes que probarlo —dijo con emoción.

—Fantástico, me gusta el ramen —Naruto me miró con sorpresa y sonrió.

—¡Me caes bien! —sonreí de lado y miré al frente.

—Nunca he estado en la aldea de la hoja —conté—. Es emocionante.

Llevé mi mirada al cielo observando las nubes, estaba nerviosa, no conozco a nadie de mi edad en la aldea de la hoja aparte de Naruto, espero que todo salga bien.

Horas después de camino y de charlas con Naruto y Jiraiya, pude ver a lo lejos una entrada enorme.

—¿Esa es la aldea? —pregunté a mi madre.

—Sí —sonreí nerviosa.

Cada vez nos íbamos acercando más y más, hasta que atravesamos esas enormes puertas. Mi corazón bombeaba muy rápido por la emoción que siento es este mismo momento, estoy en la aldea fundada por el abuelo Hashirama, protegida por el abuelo Tobirama, la misma aldea en dónde mis padres se conocieron y crecieron, al fin la conozco.

—Bien, creo que primero iré a hablar con el consejo —Y sin esperar a que digan algo, las tres nos fuimos.

—Está es la torre Hokage —señaló Shizune.

—Es muy grande —dije con sorpresa.

Las tres subimos unas escaleras y caminamos por un pasillo.

—Lady Tsunade, iré a ver si el consejo está listo —avisó Shizune.

—Sí, claro —dijo con poco interés.

Shizune se marchó.

—Ven.

—¿A dónde? —pregunté confundida.

—Solo ven —salimos a las escaleras y subimos lo que restaban dando con la azotea.

—¡Es fantástico! —dije con emoción—. Las nubes se ven muy bien desde aquí, y la aldea —sonreí recargando mis manos—. Es hermosa.

— Lo sé —se puso a mi lado y observó todo el lugar con nostalgia.

—Ahora que serás la quinta Hokage, cumplirás el sueño de mi padre y del tío Nawaki —me observó—. Y eres la tercera en la familia en ser Hokage.

—Lo sé —me sonrió.

—Seguramente mi padre esta feliz desde arriba, las nubes lucen felices.

—Volvamos, Shizune nos buscará —asentí y ambas fuimos a las escaleras y volvimos a dónde Shizune nos dejó.

De pronto, cuando íbamos caminando, un niño pequeño chocó contra mi madre y restregó su cara en sus pechos.

—¿¡Quien eres tú y que estás haciendo aquí!? —gritó señalandola.

—¿Qué qué estoy haciendo aquí, tu que estás haciendo aquí? Pequeño renacuajo.

𝘠𝘰𝘶𝘳 𝘦𝘺𝘦𝘴 𝘵𝘦𝘭𝘭 𝘐 𝘭𝘰𝘷𝘦 𝘺𝘰𝘶. (𝘚𝘩𝘪𝘬𝘢𝘮𝘢𝘳𝘶 𝘕𝘢𝘳𝘢)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora