CAPÍTULO XII: SOY UN IDIOTA Y EL CORTE ME QUEDA FATAL

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— ¿De verdad te sirvió la plática con Richard? — Flake sonrió, incrédulo. Paul odiaba a ese sujeto más de lo que se odiaba a sí mismo un lunes por la mañana.

— No — respondió él, sorbiendo su café —. Había tantos movimientos de caderas, tantas insinuaciones sexuales que ni siquiera lo pensé y le dije que me ayudó. Un consejo de ese imbécil jamás podría servirme, jamás — mentira.

— Hablando de insinuaciones, Huma y yo almorzamos juntos. Fue muy agradable, cocina muy bien, si no hubieras ido de chismoso, tal vez hubieras degustado su excelente sazón.

— ¿Crees que pueda perdonarme?

— Se veía muy enojada, Paul — Lorenz se alzó las gafas —. ¿Por qué no te detuviste cuando el diario te pidió que lo hicieras?

— Porque... ¡No tengo autocontrol! — contestó golpeándose la cara con un pequeño almohadón.

— Perdón que te lo diga, pero estás jodido — su amigo se mostró divertido. Ese bastardo no sentía ni una pizca de compasión por su enano amigo.



— ¡Paul!

Escuchó a sus espaldas mientras iba con el bolso de basura entre las manos. Se giró al reconocer la voz de Ileana Malí y una parte de él se entusiasmó y la otra sólo quería salir devuelta a su apartamento.

— Ileana, ¿cómo va todo? — esbozó una cansada sonrisa.

— Ay. Paul, no te agradecí correctamente por haber paseado a Madonna — Otra vez, ese nombre era horrible para un  animal —. Si no tienes planes... Podríamos salir. Hoy no tengo clases en la universidad.

Landers se quedó pensativo. Desde que empezó a vivir en ese edificio cayó completamente maravillado por Ileana, la hija de su casero y después de meses de insistencia todo por fin daba frutos, en muy mal momento... Pero los estaba dando.

— Tengo que tirar la basura.

Su respuesta hizo reír a la chica que no tardó en poner una mano sobre la de él. Asintió y dijo:

— Vamos, te acompaño.



— Entonces conocí a este chico que se llama Hanz y tiene un cabello rubio muy lindo y unos ojos verdes muy lindos y estudia leyes y salimos por dos meses, pero luego me di cuenta que estaba enamorado de su propia hermana. ¡Asqueroso! Cuando lo supe quise vomitar, o sea, uno no se enamora de su familia, simplemente no y yo le dije que tenía que elegir entre su hermana o yo — la gigantesca sonrisa en su rostro era muy bonita, pero a Paul no le agradó mucho escuchar sobre las relaciones anteriores de Ileana —. ¿Y sabes qué me dijo? ¡Qué la prefería a ella porque ella era mucho más linda, inteligente y comprensiva que yo! ¿Puedes creerlo?

— Oh. Que loco — susurró Landers, metiéndose las manos a los bolsillos de la chamarra.

— Luego, después de Hanz conocí a este chico de intercambio llamado Sasha y él estaba obsesionado conmigo.

— Que loco — repitió él.

Entonces alguien se aproximó a su mesa, pues los dos se encontraban en una pequeña cafetería. Paul reconoció de inmediato a la mesera, era Huma. Sí, siempre encontrándose, aunque desgraciadamente ella no parecía muy contenta de verlo. Sí, bueno, leyó su diario, rompió la regla de la vida personal... Pero eso ya se había hecho antes, no podía ser una falta taaaan grave, ¿verdad? Además, fue un accidente.

— Buen día, ¿están listos para ordenar? — Sierich dirigió una amable sonrisa a Ileana, pero una mortal mirada a Paul.

La cita de él ni siquiera reparó en lo que estaba pasando. Malí asintió con la cabeza y dijo:

HUMA [ Paul Landers ] Where stories live. Discover now