CAPÍTULO XI: PENES

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— Bien, ahora dime — Christoph Schneider se bajó los pantalones —. Qué piensas.

— Pues está muy bien — respondió Oliver Riedel mientras bebía chocolate caliente.

— ¿Te gusta?

— Está cool.

— ¿A qué te refieres con cool? ¿No crees que es muy corto?

— Nah. Así está bien.

— ¿E-en serio?

— Seh. Algún día de estos, ¿puedes prestármelo?

— Tú sabes que te lo puedo dar cuando quieras.

— ¿Puede ser al rato? En la noche, quiero decir.

— Te lo podría dar ahora...

Hubo un largo silencio. Paul abrió la puerta y se quedó boquiabierto.

— ¿QUÉ ESTÁ PASANDO AQUÍ? — exclamó.

Christoph se subió los pantalones a toda prisa. Oliver se dedicó a fingir sordera.

— Le estaba mostrando a Ollie que me robé estos shorts — se bajó los pantalones hasta las rodillas. Eran color rojo y le enmarcaban muy bien, espera, ¿por qué le estaba viendo el pene?

— Oh.

— Sí, ¿qué pensabas? — rió Schneider nervioso —. Yo jamás le pondría el pene en la cara a Ollie.

— ¿De verdad que jamás? — Riedel arqueó ambas cejas, como un cachorrito.

— Bueno, a menos que quieras...

— ¿Saben algo? Me estoy sintiendo muy incómodo — Paul se rascó la nuca.

— Sí, yo igual — Oliver se levantó y le bajó el short a Christoph, dejándolo en calzoncillos —, pero quiero usarlos, en serio.

— Bien, ¿a qué viniste? — Doom terminó por sacarse la prenda, luego se puso ambas manos en las caderas.

Se veía muy cómodo estando semidesnudo.

— Lo siento, no puedo concentrarme — Landers apuntó la pelvis de su amigo.

— Perdón, no quise excitarte — tomó una almohada y se la puso en frente —. Listo, puedes mirar.

— Huma me acaba de mandar al carajo — confesó el bajito, dejándose caer sobre el viejo sofá del apartamento —. Y con justa razón, dijo que era un maricón.

— ¿Y no? Desde que llegaste no has dejado de mirarme el pene — él también se sentó.

— Creo que quiero morir — dijo, ignorando el comentario del de las piernas sexys. Mierda, hoy sí estaba muy con ganas de apreciar el físico masculino.

— Bien, vean esto — Oliver Riedel apareció con esos malditos shorts. Hizo un movimiento de caderas muy sugestivo —. A que me veo jodidamente bien.

— Yo me veo mejor — replicó Christoph —. ¿Qué piensas, Paulchen?

— ¡Es imposible hablar con ustedes! — gritó, eran un caso perdido —. Pero sí, se te ven muy bien. A ver, date una vuelta... ¡NO, NO, NO, NO! NECESITO HABLAR SOBRE LO MAL QUE ME SIENTO AL DEFRAUDAR LA CONFIANZA DE HUMA.

Todos permanecieron en silencio. Entonces, Richard Kruspe entró, sin camisa.

Puta madre, puta madre, puta madre...

— Ay. Oliver, que sensual — Richard se acercó para mirarle los shorts.

— No tan sensual como tú — respondió éste, moviendo las caderas a lo Elvis.

— ¿Este es el inicio de una porno?¿Hay alguna cámara escondida por aquí? — Paul hurgó entre la repisa de al lado —. No quiero formar parte de esto. ¡No quiero ganar dinero siendo sometido por el pendejo de Richard!

— Que buena idea, podríamos ganar buen dinero de ahí — Christoph se puso de pie de un salto, también moviendo las caderas a lo Ollie.

Kruspe fue el único en notar la desesperación en el rostro de Paul, el cual se dejó caer, en la desolación.

— ¿Te sientes bien? — quiso saber.

— No — se golpeó la frente contra el suelo —. Vine a hablar con mi amigo, pero no deja de menearse y seducirnos y... Quiero ir a casa. ¿Así es siempre?

— A veces — Richard le tomó del hombro, reconfortándolo —. Pero no lo culpo porque... ¡Hoy se ven jodidamente sensuales! ¡OH, SÍ!

— Claro que sí, claro que sí — cantó el baterista, sonriente —. ¡Nos vemos jodidamente sensuales, quisiste decir!

— ¡Uy, uy! — Oliver aplaudió a algo que Schneider estaba haciendo, pero que Paul no quiso ver.

— Bueno, ya poniéndonos serios, ¿qué pasó?

El enano le miró. Por primera vez en mucho tiempo no quiso partirle la cara. Se sentó sobre el suelo, ignorando el baile de Christoph mientras Oliver le lanzaba monedas, pues no había tanto presupuesto.

— Leí el diario de Huma. Se dio cuenta, me echó de su casa.

— Mierda — Richard se rascó la cabeza —. La cagaste. Yo tardé dos meses en convencerla de perdonarme.

— ¿Qué? ¿También leíste su diario?

Él asintió.

— Sí. Cuando Huma dice que no se hablará de su vida personal, lo dice muy en serio. ¿Viste sobre su hija?

— Sí... Pero, ¿por qué no quiere que sepamos de ella?

— Eka vive en Georgia, con la familia de su padre, Mikey o Michael, no sé, no recuerdo su nombre — y prosiguió:—. Él está muerto, lo mató un amigo suyo. Eka tiene doce, creo. Huma huyó de su país y terminó aquí en Berlín después de pasar unos años en Rusia. Hace seis años que no ve a su hija. Tocaste una fibra muy sensible...

— ¿Fibra sensible? — Christoph rodeó los hombros del otro rubio teñido.

— ¡Clítoris! — contestó Oliver.

— ¿Cuántos años tiene Huma? — Paul intentaba procesar la información.

— Veintiocho — Richard empujó al pelinegro —. Mira, no es alguien que esté atormentada por su pasado, simplemente, es su hija y no quiere exponerla. Tiene una imagen no muy buena y... No quiere que la juzguen por haber buscado una mejor vida y dejado a su hija.

— Oh...

— Trata de disculparte. Se nota que de verdad sientes gran — cariño — amistad hacia ella.

Paul se sintió como la peor de las personas. No debió de leer ese maldito diario, desearía ser más como Flake.

— ¿Sabes? Estar aquí, mirando penes y bailes indecentes y hablar contigo me ha ayudado. De verdad — Paul aceptó la mano de Kruspe para ponerse de pie —. Sobre todo la parte de...

— ¿De los penes? Seh.


Hola, este capítulo fue porque estoy muy abrumada y aburrida. Espero les guste porque amo a los ranstins joteando y algo de fanservice no hace daño de vez en cuando.

Bai. <3
P

OR CIERTO, ME INSPIRÉ EN @VI002R4 PARA ESCRIBIR ESTO DE LOS PENES GRACIAS AL ÚLTIMO CAP PUBLICADO DE FERNWEH QUE, POR CIERTO, ES UNA PUTA OBRA DE ARTE.

HUMA [ Paul Landers ] Where stories live. Discover now