—¡Kara! —su madre enfurecida apareció como un chasquido de dedos—. ¿Cómo se te ocurre? ¡Estás castigada!

—Sí, jefa —hizo un saludo militar.

La mayor de las Danvers se disculpó inmediatamente con Lillian, casi con las lágrimas en los ojos, pero solo hizo que la mujer negara con la cabeza; por primera vez puso la excusa que eran cosas de niños y que no había pasado nada grave.

Eliza cogió a Kara de mala gana, arrastrando a su niña y advirtiéndole de que, si seguía con esas travesuras peligrosas, la tendría encerrada en su cuarto de por vida. No vería nunca el sol, ni siquiera por la ventana ya que tampoco le daría acceso. Si podía trepar por el techado de Lena, también podía descender por el suyo.

Pero Lena se quedó atónita ante la reacción de su vecina, entrándole curiosidad de por qué había dicho algo que en realidad no habían hecho.

.

Los últimos días restantes, Lillian y Eliza planearon ir al lago para despedirse del calor. Fue la primera vez que Kara salía después de su castigo, agradecida de que Alex la había convencido de ir a hacer un picnic antes de que comenzaran las clases.

Ambas familias llegaron y no tardaron en instalarse en el césped. Alex y Lex ayudaron a ambas madres a colocar la manta y a traer la cesta mientras Kara y Lena se peleaban por traer las sillas desplegables, diciendo que Lena no era lo suficientemente fuerte para cargar con las cosas.

—Lo siento por Kara, de verdad... no para de ser una rebelde —se disculpó Eliza en derrota.

—Tranquila, Lena cada vez está controlando más su ira... —murmuró Lillian haciendo una mueca para creérselo ella misma mientras miraban a sus niñas peleándose y arrastrando varias sillas entre las dos.

—Estas dos están hechas una para la otra —bromeó Lex divertido haciendo reír a Alex en confirmación, pero sus sonrisas se apagaron cuando miraron a sus madres con un rostro irreconocible—. Es decir, si Kara fuera un chico...

—¿Por qué Kara tiene que ser un chico? —preguntó Eliza con el ceño fruncido.

—¿Acaso tienes un problema de que tu hermana se enamore de una chica? —defendió Lillian incrédula, apoyando a su vecina y sin dejar de mirar a su hijo con decepción.

—No, no es lo que quería decir... —intentó Lex arreglarlo, notando las miradas asesinas de ambas mujeres.

—Lo decía porque a Lena claramente no le gustan las chicas y menos Kara —se interpuso Alex salvando el cuello de su vecino—. Lena se lo dice casi todos los días —comenzó a reírse haciendo que ambas asintiesen dando la razón y Lex soltó un suspiro aliviado, dando las gracias a la pelirroja con la mirada.

.

La instalación duró más de lo que pensaban ya que Lena y Kara no se ponían de acuerdo; ambas defendían que su sitio era más cómodo que el de la otra. Lillian sacó toda la comida mientras Lex repartía los platos y cubiertos, ignorando las palabras de ambas chicas. Alex ayudó entregando a cada uno su cubierto y Eliza ayudó a repartir cada comida hasta que llegaron el postre.

—¿Qué es esto? —preguntó Kara con el ceño fruncido—. Parecen hojas amarillas.

—Es tarta de manzana, idiota —regañó Lena incrédula, cogiendo un trozo.

—Y yo que voy a saber, lista de pacotilla —gruñó Kara con mala gana—. No tengo un master en postres.

—Anda, parad ya —Lillian le ofreció un trozo a la pequeña Danvers—. Prueba para ver qué tal.

Vecinas incontrolables | SupercorpWhere stories live. Discover now