•Capítulo 23: La cita (Parte dos)•

9.1K 891 540
                                    

Aviso: ¡Actualización doble! Hay una actualización antes de esta. En caso de que Wattpad te haya mandado directamente aquí, devuélvete a leer el anterior. ¡Que disfrutes los capítulos!❤️

•••

«Oh, Dunky, este es sólo el comienzo de las sorpresas»

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

«Oh, Dunky, este es sólo el comienzo de las sorpresas»

Pues bueno, nada que hacerle.

Sonreí una vez más y recosté mi cabeza contra el hombro de Nathan. El chico comenzó a tararear una canción casi en silencio e hice mi mayor esfuerzo por oír atenta lo que decía.

De pequeños, él siempre me cantaba e intentaba enseñarme a tocar algún tipo de instrumento, aunque yo era muy mala para eso. Por otro lado, yo, a pesar de haber estado tontita por él, nunca había hecho algo parecido, ni siquiera para llamar su atención. Sí recuerdo las millones de veces que me acompañó mientras yo dibujaba algo, y no fue hasta hace muy poco que descubrí lo que él en realidad estaba esperando a que yo hiciera.

Nate quería un retrato, quería que lo dibujara y siempre había anhelado aquello.

Entre una de nuestras tantas charlas recientes me lo confesó. Le pregunté que por qué no me lo había dicho antes y me sentí la peor persona al oír sus avergonzadas y lentas palabras: «Porque yo... yo esperaba a que tú me notaras y lo hicieras por tu cuenta. Siempre veía cómo dibujabas a todo el mundo, pero yo nunca estaba allí, creí que no podría formar parte de tu pequeña galaxia. ¿Y sabes? ¿Recuerdas todas esas veces en las que me senté impaciente frente a ti y me quedaba quieto? Creí que llegarías a dibujarme de sorpresa y esperaba ansioso a que terminaras, pero luego, cuando veía la hoja y no era yo el que estaba allí, solo o contigo, me repetía una y mil veces un "tranquilo, Nate, ella en algún momento te notará y por fin podrás ser parte de su galaxia". Y bueno, aquí estoy, Dunky, confesándote algo muy vergonzoso para mí. Lo olvidaré sólo porque me diste la oportunidad de observar tus pequeñas estrellas desde cerca y formar constelaciones con ellas».

—Oh, demonios —La voz del chico me sacó de mi pequeño trance después de varios minutos conversando y lo observé. Él miró su teléfono y luego el cielo— Cariño, es hora de correr o se nos hará tarde, ¡corre!

No reaccioné y lo único que hice fue fruncir las cejas, confundida. Nate rodó los ojos y en un movimiento rápido me cargó sobre su hombro para luego, no sé cómo, tomar la manta que habíamos tendido y salir corriendo en dirección al auto como si su vida dependiera de ello. Una vez dentro, él mismo se encargó de ponerme el cinturón de seguridad y arrancó de inmediato.

—¡Nate! —Chillé, un poco aterrada por la velocidad en la que iba— ¿Puedes decirme qué ocurre? ¡Ve más lento o terminarás matándonos a ambos!

—No fracasaré en mi primera cita, y mucho menos si es contigo —Gruñó él—. Tenemos que llegar antes del atardecer a la playa.

—¿Por?

Un Dulce InviernoWhere stories live. Discover now