•Capítulo 1: Despedida•

30.4K 1.4K 1.5K
                                    

—¡Lane! ¡Por el amor a Dios, ya es tarde!

Todo es un sueño, sigue durmiendo. Todo es un sueño, sigue durmiendo.

—¡Lane Foster! ¡Último llamado!

¡Carajo! ¡No es un sueño!

—¡Auch! —Me quejé en cuanto sentí el impacto de mi cabeza chocar contra el suelo—. Mis pocas neuronas.

¿Despertando con una caída? ¡Demonios, Lane! ¿En qué tipo de cliché estás, eh?

—Lane, por favor —Mamá entró por la puerta de mi habitación con una pequeña sonrisa en los labios.

¿Qué rayos? Hacía unos minutos dio un grito de aquí a Alaska y ahora sonríe, ¡qué cambios!

—Buen día, mamá —Intenté sonreír, aún con la mano sobre mi cabeza.

¿Han oído de las personas súper torpes? Yo soy una de ellas. ¿Y saben qué es lo peor? Además de ser increíblemente torpe, soy despistada y muy tonta en ocasiones.

Hablo en serio... Ayuda.

Mamá me miró con una ceja alzada y se cruzó de brazos, negando repetidamente. Sus ojos marrones se posaron amenazantes en mí y tragué saliva, asustada. ¿Estamos hablando de aquellas miradas que las madres lanzan cuando comienzan a enfadarse? Exacto. ¡Dios! ¡Son aterradoras!

—Son las nueve de la mañana, Lane —Me regañó—. ¿Te quedaste dibujando nuevamente? ¡Y ya levántate del suelo!

Gruñí en desacuerdo y me puse de pie, sacudiendo mi trasero. Desvié la mirada hacia el reloj que reposaba sobre mi mesita de noche y abrí los ojos de par en par.

—¡Mamá! ¡Recién van a ser las ocho! —Chillé.

¿Es en serio?

—¿Si? —Actuó sorprendida, encogiéndose de hombros—. Bueno, da igual, ¿qué me dijiste anoche? —Fingió recordar— ¡Oh, sí! "Despiértame a las nueve, por favor, porque de seguro me quedo dormida" —Imitó mi voz— Una hora más, una hora menos, yo no le veo la diferencia.

—Pero no es—

—Lane, cielo —Ella me interrumpió, suspirando con cansancio— Nos vamos mañana y apuesto a que ni siquiera terminaste de hacer tu maleta, ¿me equivoco?

Quise inventarme algo rápido y mentir, ¡pero mentir era malo! Quise decirle que se equivocaba sólo para no tener que darle la razón, quise decir que era responsable con aquello pero eso sería una enorme mentira. Además, mamá me conocía lo suficientemente bien como para saber que ella tenía la razón... Así que aquí estaba, con los ojos entrecerrados y los brazos cruzados frente a mí.

Casi, Lane, casi.

—En cinco minutos te quiero abajo —Continuó— Tu hermano ya está de pie, ¿cómo es posible que el menor sea más responsable que tú?

—Ese mocoso —Escupí con rabia— ¿Sabes? ¡Es un niño! ¡Tiene más energía que yo!

—Sí, sí, Lane, lo que digas —Me sonrió y revolvió mi cabello— Abajo... Quince minutos.

Un Dulce InviernoWhere stories live. Discover now