( 54 : VOCAL REST )

Comenzar desde el principio
                                    

Presionarías tus labios sobre su frente, atrayéndolo de nuevo hacia tu cuello mientras él te abrazaría con fuerza. Un profundo suspiro saldría de su boca, apretando los ojos con fuerza al sentir como lágrimas comenzarían a formarse. Odiaría llorar frente a ti, se sentiría débil pero en esos momentos simplemente no podría soportarlo, se sentiría como una mierda y estaría molesto con sus amigos por hacerle esto a pesar de saber que sería la mejor opción. Desearía poder explicarte su horrible día para desahogarse y tal vez recibir algún beso de vuelta, pero sabría que no podría ni siquiera besarte porque se arriesgaría a pasarte el resfriado. No podría hacer nada de lo que querría y eso le frustraría, así que simplemente mantendría la boca cerrada y dejaría que lo consolaras.

El cuerpo de Calum se sacudiría levemente bajo tus brazos, mordiendo su labio inferior con fuerza para tratar de retener los sollozos. — Oh cariño. — Soltarías un suspiro, acunando con una de tus manos su nuca mientras que con la otra acariciarías su espalda. — Suéltalo todo, no pasa nada. — Calum se acurrucaría aún más contra ti, dejando salir un sollozo mientras tú moverías tu mano por su tensa espalda para tratar de calmarlo. — Está bien, amor. — Le asegurarías, tu corazón doliendo al escucharlo llorar entre tus brazos, sus lágrimas mojando la piel de tu cuello y tu camiseta. — Bebé, estás ardiendo. — Dirías al notar el calor irradiar de su cuerpo y tocando su frente con la palma de tu mano. Sus llantos lentamente comenzarían a morir mientras se apartaría para mirarte, sus ojos completamente rojos e hinchados y sus mejillas sonrojadas.

Calum sería una persona que normalmente irradiaría calor, pudiendo caminar por casa sin camiseta en pleno invierno y aun así su piel pudiendo estar completamente cálida. Pero en estos momentos el calor sería bastante anormal y podrías estar segura de que tendría fiebre.

— Venga, vamos a ducharte y a meterte en la cama. Buscaré la medicina mientras tú te duchas. ¿Has comido algo? — Preguntarías con ternura mientras limpiarías sus mejillas con tus pulgares. Calum negaría levemente la cabeza, sus ojos cansados cerrándose por un momento mientras descansaría el peso de su cabeza sobre tus manos. — ¿Tienes hambre? — Volvería a negar, demasiado agotado como para comer y solo queriendo estar en la cama contigo. — Bueno pues ves a darte una ducha para así sentirte algo mejor. Estaré allí en unos minutos, ¿vale? — Cal esta vez asentiría, cerrando sus ojos una vez más al sentir tus labios sobre su frente antes de caminar escaleras arriba.

Mientras Calum se desharía de su ropa tú buscarías algún medicamento que le hiciese sentir mejor, volviendo a subir a vuestro cuarto con unas pastillas, unas gotas para la tos, un paño frío para su fiebre, una caja de pañuelos, vixs vapor up y un termómetro. Una vez lo hubieses colocado todo sobre su mesita de noche, Cal emergería del baño con su pijama.

— Ponte unos calcetines, cielo. — Le dirías, sabiendo que comenzaría a quejarse del frío si no se metiese en la cama con ellos. El chico caminaría casi a rastras hasta el armario, sacando un par de calcetines antes de volver a la cama para colocárselos. Una vez puestos te inclinarías para besar su cabeza, Calum obligándote a sentarte a su lado al tratar de separarte.

Acabarías sobre su regazo, soltando una suave risa mientras él enterraría su cabeza contra tu pecho, sus brazos envolviendo tu cintura con fuerza y sintiendo que podría quedarse dormido en cualquier momento.

— Sé que estás exhausto pero voy a necesitar que levantes la cabeza un momento, bebé. — Le dirías, pasando una mano por su cabello que comenzaría a estar rizado de nuevo y ganándote un gruñido de su parte. — Lo sé, amor. — Suspirarías, continuando con la acción de enrollar mechones de su cabello entre tus dedos. — Solo será un momento. — Le asegurarías, el chico finalmente apartando su rostro de tu pecho para verte agarrar el termómetro. — Lengua arriba. — Dirías, aguantando el aparato antes de introducirlo en su boca. Él cerraría los labios alrededor de este mientras tú acunarías sus mejillas, acariciándolas con tus pulgares. Unos segundos después el termómetro comenzaría a pitar, provocando que Calum abriese su boca de nuevo para que pudieses mirar su temperatura. Un 38,8 ºC se podría leer en la pequeña pantalla, provocando que soltases un suspiro antes de girarte a mirar a Calum.

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora