𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hood

𝟬𝟰𝟬 : 𝘀𝗹𝗲𝗲𝗽𝘆 𝗰𝗼𝗺𝗽𝗹𝗶𝗺𝗲𝗻𝘁𝘀

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Imagina encontrarte en tu cama a un Calum recién salido de la ducha, el chico utilizando tan solo un par de boxers y algunas gotas resbalando por su piel mientras estaría estirado sobre el colchón, sus ojos luchando por mantenerse abiertos.

Un pequeño puchero se formaría en tus labios al notar su cansancio. El sueño se habría comenzado a apoderar de él nada más salir de la ducha, pero se negaría a quedarse dormido hasta que te unieses a él en vuestra cama. Rápidamente tirarías tu ropa en el cesto de la colada y correrías a arrodillarte junto a su lado de la cama, una suave sonrisa apoderándose de sus labios mientras tú acariciarías su mejilla.

— ¿Qué haces aún despierto, mi amor? — Preguntarías, tus labios presionándose contra su frente.

— Quería esperarte. — Murmuraría, sus ojos amenazando con cerrarse al sentir tu mano pasar barias veces por su cabello.

— Vamos, métete debajo de las sábanas. — Animarías, bajándolas un poco. Calum soltaría un bostezo antes de hacerte caso mientras tú caminarías hacia tu lado de la cama, apagando la luz antes de acurrucarte junto a él. — Ven aquí. — Dirías, el chico acercándose aún más y enterrando su rostro contra tu cuello a la vez que tú acariciarías su espalda.

— Tu cabello está tan suave cuando lo acabas de lavar. — Te diría al sentir unos mechones acariciar su mejilla, la esencia de tu champú invadiendo sus fosas nasales — Y huele a coco. Me encanta cuando utilizas ese champú, huele tan bien, bebé. — Comenzaría a divagar, la falta de sueño comenzando a afectarle. Tú solo sonreirías, dejando un beso sobre su frente. — Eres tan bonita, cielo. Tu rostro es tan hermoso, todo sobre ti es hermoso. — Sus ojos marrones se abrirían, tratando de admirar tu cara a través de la oscuridad.

— Gracias, amor. Lo aprecio mucho. — Le susurrarías, sus ojos soñolientos encontrándose con los tuyos.

— Te amo tanto, cariño. Eres la única chica con la que quiero estar el resto de mi vida y-

— Shh, Cal. — Reirías suavemente, interrumpiéndolo antes de que pudiese seguir divagando. Podrías ver como sus labios formarían un puchero, sus parpados comenzando a pesar de nuevo. — Yo también te amo, bebé. Pero necesitas dormir, estás exhausto, mi amor. — Dirías, presionando un beso sobre sus labios antes de que pudiese volver a decir algo. — Solo cierra los ojos. — Pedirías, pasando una mano por sus rizos. El chico no protestaría, sus ojos inmediatamente cerrándose y colocándose de forma que su mejilla quedase chocando contra tu pecho.

— Buenas noches. — Murmuraría, su respiración chocando contra tu piel. En cuestión de segundos podrías comenzar a escuchar pequeños ronquidos, una sonrisa apareciendo en tus labios antes de cerrar tus propios ojos.