( 42 : SNOW DAYS )

5.3K 187 3
                                    

Un día en el que estuviera nevando sería tan divertido junto con Calum. Ambos querríais iros de vacaciones unos días, así que Calum reservaría una pequeña cabaña en las montañas para poder pasar algo de tiempo juntos. Te despertarías notando los fuertes brazos de Cal rodeando tu cintura, su cuerpo manteniéndote caliente en aquella helada mañana. Tus ojos se abrirían lentamente, encontrándose con los del chico mientras te sonreiría dulcemente.

— Buenos días, preciosa. — Murmuraría con su voz ronca mañanera, inclinándose para besar tus labios y seguir un camino de besos por tu mandíbula, su barba frotando tu piel.

— Buenos días. — Bostezarías, escondiendo tu rostro en el pecho de Calum, sus brazos volviendo a envolverte con fuerza y vuestras piernas enredándose bajo las sábanas. La habitación volvería a caer en un silencio, un suspiro de felicidad abandonando tus labios a la vez que cerrarías tus ojos de nuevo, la mano de tu novio acariciando tu espalda y casi provocando que volvieras a dormirte.

— Ha estado nevando esta noche, mi amor. — Te informaría, tus ojos abriéndose de golpe al oírlo.

— ¿Es en serio? ¿Calum, que haces dejándome estar aquí tumbada? ¡Vamos a jugar con la nieve! — Exclamarías, deshaciéndote de su agarre y sentándote para observarlo con los ojos bien abiertos. Una sonrisa aparecería en sus labios al ver tu apariencia, tu cabello completamente desordenado y una de sus sudaderas decorando tu cuerpo. Tus ojos estarían bien abiertos con emoción y una sonrisa se apoderaría de tus labios, inclinando tu cabeza hacia un lado con confusión al notar como Calum te estaría observando. — ¿Qué? ¿Por qué me miras así? — Preguntarías algo impaciente. Cal solo soltaría un leve risa, las esquinas de sus ojos arrugándose al sonreír. — Cal, en serio. ¿Por qué me miras así? Estamos perdiendo un tiempo muy preciado. — Gruñirías, golpeando su pecho suavemente para tratar que se moviese.

— Eres hermosa, eso es todo. Solo te estoy admirando. — Contestaría, tus mejillas comenzando a arder inmediatamente al oír su cumplido.

— Para. Literalmente acabo de despertarme. — Te quejarías, pero él solo sacudiría su cabeza, sentándose para quedar cara a cara contigo y besar tus labios. Dejarías que tus ojos se cerrasen, besándolo de vuelta mientras sus manos acariciarían tus mejillas.

— Te ves absolutamente hermosa cuando te despiertas. — Murmuraría, sus suaves labios rozando los tuyos. — Ahora venga, vamos a ver toda esa nieve. — Le sonreirías, besando una vez más sus labios antes de prácticamente arrastrarlo hacia el baño para prepararos. En unos veinte minutos ambos ya estaríais bien vestidos y saliendo por la puerta principal de la cabaña. — Wow. — Diría Calum, su aliento visible contra el helado aire invernal.

— Es hermoso. — Comentarías con felicidad, mirando a Calum con una sonrisa. Él te devolvería esa sonrisa antes de besarte, copos de nieve comenzando a caer del cielo de nuevo.

— Vamos a hacer un muñeco de nieve. — Sugeriría Calum después de haber hecho algunos ángeles en el suelo y hubieseis tenido una pequeña pelea de bolas de nieve. Tú te arrodillarías a su lado, ayudándolo a recolectar la nieve para formar tres grandes bolas y colocándolas una encima de la otra. — Podemos utilizar estas como ojos. — Comentaría el chico, sujetando dos piedras que habría encontrado y colocándolas en la cabeza del muñeco mientras tú irías a por algunas brancas para hacer sus brazos.

Calum te sonreiría al verte de vuelta, colocando algunas piedras más que habrías visto para hacer su boca y cada uno poniendo un brazo en cada lado.

— Creo que necesita un nombre. — Dirías, Calum colocando un brazo sobre tus hombros mientras os alejaríais para observar vuestra obra de arte.

— ¿Qué te parece Jeffrey? — Cal sugeriría, diciendo el primer nombre que se le pasaría por la cabeza. Tú ladearías un poco tu cabeza, entrecerrando los ojos mientras observarías al muñeco de nieve.

— No, creo que parece más un... — Pausarías por un momento, pensando en un nombre que conjuntase con el aspecto del muñeco. — Thomas. Sí, su nombre es Thomas. — Decidirías, una sonrisa juguetona apareciendo en tus labios al darte cuenta del nombre que habrías escogido. Calum soltaría un gruñido desde tu lado.

— ¿Thomas? ¿En serio? ¿No podías escoger otro nombre? — Se quejaría, un puchero apareciendo en sus labios. Reirías levemente, poniéndote de puntillas para juntar vuestras bocas con tus manos sobre sus mejillas.

— A mí me gusta el nombre, me parece que le queda bien. Así que, su nombre es Thomas. — Dirías apartándote, Calum rodando sus ojos y soltando un suspiro dramático.

— Lo que sea. — Respondería, agarrando tus frías manos entre las suyas. — Tus manos están heladas, bebé. — Su ceño se frunciría mientras llevaría tus manos a su boca, besando tus nudillos y soplando algo de aliento contra estas para tratar de calentarlas. — Dios, t/n. ¿No tienes frío? — Preguntaría.

— Un poco. — Admitirías, sintiendo un escalofrío recorrer tu cuerpo al notar una brisa de aire chocar contra tu rostro. La punta de tu nariz estaría algo sonrojada al igual que tus mejillas, tu piel helada contra las manos de Cal cuando acunaría tu rostro. — Bueno quizás bastante. — El chico se inclinaría para besar tu frente.

— Vamos a dentro para que entres en calor. — Te extendería uno de sus brazos para que lo tomases, abrazando tu espalda con el otro. Una vez dentro de la cabaña os desharíais de vuestros zapatos y chaquetas antes de que Calum te tuviese entre sus brazos, llevándote hacia el baño.

— ¿Qué estás haciendo? — Reirías, rodeando su cintura con tus piernas mientras subiría las escaleras de dos en dos.

— Intentar que entres en calor lo más rápido posible. — Respondería, entrando en vuestro baño y sentándote sobre la pica. Encendería el grifo del agua para dejar que se calentase antes de ir a por algo de ropa seca, al volver ayudándote a ponerte en pie para deshaceros de vuestra ropa empapada. — Vamos, mi amor. — Extendería sus manos como señal para que entrases con él en la ducha, el agua caliente golpeando inmediatamente tu cuerpo y haciendo que soltases un gemido de felicidad. Calum cerraría la puerta de la ducha detrás de ti antes de envolver sus brazos alrededor de tu cuerpo desde atrás. Tú recostarías tu espalda contra su pecho, cerrando tus ojos y sintiendo como Cal dejaría besos sobre tu cuello y mandíbula.

Ambos os quedaríais bajo el agua durante un rato antes de comenzar a enjabonaros adecuadamente, tomándoos vuestro tiempo y esparciendo el champú con suavidad en la cabeza del otro. Una vez finalizado saldríais de la ducha, Calum envolviéndote en una toalla antes de colocar una alrededor de su cintura y ayudarte a secar tu cuerpo. Cuando estuvieseis vestidos incluso cepillaría tu cabello, pasando una mano por un mechón justo antes de acariciar tu mejilla y besar tus labios.

— Te amo. — Murmuraría con una pequeña sonrisa.

— Y yo a ti, Cal. Gracias por este día tan increíble.

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodWhere stories live. Discover now