𝟬𝟳𝟱 : 𝗴𝗹𝗮𝘀𝘀𝗲𝘀

4.6K 214 51
                                    

Todo comenzó hacía dos semanas, cuando Calum comenzó a quejarse de tener dolores de cabeza y migrañas varias veces durante el día. Ambos pensasteis que probablemente fuese causado de todo el estrés que tenía encima por el siguiente álbum y de pasar tanto tiempo en el estudio. Había pasado de estar todo el día encerrado en casa por la cuarentena, a quedarse hasta tarde metido en el estudio con sus compañeros de banda. Su cuerpo no parecía estar ajustándose bien a todos estos cambios diarios.

Acabaste asumiendo que probablemente lo que necesitaba era unos días de descanso, unos días en los que pudiese relajarse antes de volver a la rutina. Pero ahora ya habían pasado tres semanas en las que el chico sufría de estos constantes dolores de cabeza y tu preocupación por él aumentaba por momentos.

"¿Cal? ¿Estás bien, cariño?" Llamaste, entrando en la cocina para encontrártelo sentado frente a la isla con su frente presionada contra el frío mármol que la componía. Sus manos estaban sobre su cabello, sus dedos dibujando círculos contra sus sienes en busca de tratar de aliviar ese dolor que había comenzado a experimentar unos minutos atrás.

Su portátil estaba abierto junto a él, la pantalla mostrando la bandeja de entrada de su correo con todos esos mensajes esperando a ser leídos. Lo que fuese que hubiese estado haciendo o leyendo ahora completamente olvidado.

Cuando Calum no respondió decidiste dar unos pasos hacia él, colocando una de tus manos sobre su hombro, pero retirándola rápidamente al sentir como su cuerpo se tensaba con sorpresa. Murmuraste una suave disculpa mientras él levantaba su cabeza con lentitud, mirándote con esos ojos ahora rojos y esos labios que formaban un puchero, sus rizos hechos un desastre mientras su piel se veía mucho más pálida. Las arrugas entre sus cejas parecían ser más evidentes que nunca desde que sus dolores comenzaron, siendo más frecuentes de lo que a ambos os hubiese gustado.

Odiabas verlo de esa manera, adolorido y miserable. Habías hecho todo lo posible por intentar que mejorara, desde entregarle pastillas para su dolor mientras masajeabas las partes de su cabeza que más le molestaban, hasta sostenerlo entre tus brazos durante todo el tiempo que fuese necesario o al menos hasta que acabase cayendo dormido.

"Oh cielo." Dijiste, dando un paso hacia él y colocando tus manos sobre sus mejillas, acariciando su piel en un intento de reconfortarle. Calum instantáneamente se relajó entre tus palmas, sus ojos cayendo cerrados y un gemido de dolor proviniendo de sus labios. "Ven aquí." Animaste, acercándote aún más para permitir que acurrucase su rostro contra tu cuello mientras tus manos encontraban el camino hasta su cabello para masajear su cabeza.

La respiración de Cal golpeó la piel de tu cuello con fuerza al notar como si estar allí sentado contigo solo hiciese que el dolor aumentase. No entendía que le pasaba y por qué sucedía tan seguidamente, pero le frustraba a más no poder y eso solo hacía que empeorara la situación. Odiaba la forma en que un simple dolor de cabeza podía arruinar por completo su día.

Últimamente sus migrañas parecían estar durando más tiempo de lo normal, distrayéndole de su trabajo o de simples cosas que le gustaba hacer durante el día como leer un libro o revisar sus redes sociales para informarse de lo que estaba sucediendo en el mundo.

"Mierda." Murmuró al sentir como el dolor solo aumentaba, sus manos tatuadas cerrándose en puños sobre la tela de tu camiseta y apretando con fuerza. Tu corazón cayó al suelo, desesperadamente queriendo poder ayudar al hombre que amabas acurrucado entre tus brazos.

"Creo que deberías ir a ver un doctor, Cal. Estoy comenzando a preocuparme." Susurraste, manteniendo tu tono de voz al mínimo para tratar de que ruidos no pudiesen alterar aún más su situación. Calum se apartó de tu cuello con algo de inseguridad, levantado la mirada a observarte con sus ojos cristalizados. "Oh cariño." Murmuraste, moviendo tus manos de su cabello a sus mejillas para secar sus lágrimas con tus pulgares. Calum raramente lloraba delante de ti o de cualquier persona en general, así que el hecho de que lo estuviese haciendo en ese momento significaba que el nivel de dolor que sentía era demasiado alto y necesitaba ayuda con ello. "Odio verte sufriendo tanto."

𝐈𝐌𝐀𝐆𝐈𝐍𝐀𝐒, calum hoodWhere stories live. Discover now