Capítulo 26

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Dos meses después...

—Gracias —dijo Hyukjae amablemente tomando la bolsa que la encargada le tendía. Llevaba dentro muy pocas cosas para sí mismo. Esperaba que fuera suficiente.

Entre la caja de cereal, la carne congelada, las dos latas de atún, y la botella de leche, un paquete grande de galletas y una bolsa de papas fritas parecían desentonar.

Era tarde, estaba a punto de anochecer. No había comido, aún tenía la ropa llena de pintura y de seguro no olía muy bien. Quizá no era la mejor forma de visitar a Joyin, aunque tampoco tenía tiempo de ir a casa y darse una ducha.

Se resignó, tomó el bus que lo acercaba a casa de Donghae e ignoró la forma en que la gente lo evitaba.

A él tampoco le hacía gracia estar tan sucio, a pesar de nunca haber sido un monstruo de la limpieza. Sin embargo, ahora mismo no tenía otra opción.

Tomó de la mejor manera posible el consejo de Kyuhyun: hizo un esfuerzo enorme por encarrilar su vida y consiguió un trabajo. Era pesado y la paga dejaba mucho que desear, pero con sus antecedentes no esperaba encontrar algo distinto. Ahora, de 10:00 a.m. a 6:00 p.m. se dedicaba a pintar casas para una agencia que lo contrató casi a regañadientes. Nunca antes hizo un trabajo tan pesado, ni siquiera la cafetería en sus peores días podía compararse. El dolor en sus brazos era constante y ya se había caído tres veces de alturas considerables (no es como si el material que le proporcionaba la agencia fuera el mejor, y a veces las escaleras tenían uno que otro desperfecto).

Cuando el cansancio se volvía insoportable y los demonios de la ira comenzaban a abarcar su mente, contaba hasta 100 y pensaba en su hijo. No le importaba terminar los días aporreado y dolorido si el dinero le alcanzaba para comprarle a Joyin golosinas, postres, juguetes y cosas que lo hicieran feliz. Ahora en eso se basaba su vida.

Por fortuna, el niño abandonó el hospital un par de semanas atrás. Había estado acudiendo a terapia, tanto psicológica como física, pues los médicos querían asegurarse de que no le quedarían secuelas del accidente en su vida adulta.

Ahora vivía con Donghae. Kyuhyun y su poder de persuasión lograron llegar a un acuerdo con Yuknee luego de mucha pelea. Su primo entendió que Joyin pasaba un momento difícil y no era sano que se enfrentara a cambios bruscos en su entorno social. A consecuencia, las condiciones de Yuknee fueron claras: dejarle ver, sin tretas ni juegos sucios, a Joyin por lo menos cinco veces a la semana, decirle la verdad acerca de su origen, y entregárselo al cabo de dos meses.

Hyukjae suspiró. El lapso de dos meses terminaba el próximo lunes.

Era viernes y cada día que pasaba Donghae estaba más inconsolable. Hyukjae intentaba hacerse el fuerte, pero la verdad era que también se sentía terrible. Donghae le dejaba ver a Joyin todas las noches a escondidas de Yuknee, y sabía que una vez su primo tuviera la custodia total, eso terminaría de tajo.

Joyin..., bueno, Joyin no lo tomó de la mejor forma.

El día que intentaron explicarle que Yuknee era su verdadero padre fue un desastre. Joyin se encontraba más confundido que nunca, y por más que todo mundo trató de hacerle entender (su psicólogo incluido) él seguía afirmando que Hyukjae era su papá.

Joyin era muy inteligente y Hyukjae nunca se creyó que no pudiera entenderlo. Él pensaba que Joyin, más bien, evadía la realidad, que esa era su manera de afrontar el problema, que solo se mentía a sí mismo porque era lo más fácil para un niño tan pequeño.

Aunque Joyin sabía que el próximo lunes debía volver a la escuela y mudarse a casa de Yuknee, seguía diciendo que se escaparía en cuanto tuviera oportunidad. Aunque Hyukjae le pidió muchas veces que no dijera eso y que intentara comprenderlos a todos, Joyin no tenía las más mínimas intenciones de obedecerlo. De hecho, desde la salida del hospital se comportaba distinto. Ya no era el mismo niño obediente de siempre, ahora hasta podría decirse que se convirtió en un malcriado. No le hacía caso ni a Donghae, y Hyukjae era el único que más o menos podía controlarlo. Así mismo, su nivel académico bajó en picada.

¡Hola, papá! [Eunhae]Where stories live. Discover now