Capítulo 10

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El domingo nos habíamos levantado temprano para limpiar el desastre de la cafetería. La había avisado a mi padre acerca de la pelea y le di todos los detalles.

El lunes por la tarde fuimos a cobrar el cheque. Yo pensaba firmemente que no tendría fondos, pero ¡oh sorpresa! El tipo no nos mintió. Debía ser una persona con mucho dinero como para pagar tanto por una pelea que él ni siquiera comenzó.

Hoy martes, me desperté sin desearlo. Últimamente no había dormido bien y me hubiese venido de perlas pasar en cama todo el día, pero no, tenía un niño de cinco años tirándome de la manga de la camiseta mientras exclamaba:

—Donghae... ¡Donghae!

Musité algo inentendible y, aún adormilado, me zafé de su agarre. Me di media vuelta y me abracé fuerte al torso de Hyukjae que todavía dormía a mi lado.

Escuché muy a lo lejos a Joyin gruñir. Pocos segundos después sentí su peso subir a la cama y como comenzaba a brincar a nuestro alrededor.

—¡Es tarde! —exclamó —Papá,... Donghae...

—Cinco minutos más —dije arrastrando las palabras con verdadera y auténtica pereza.

—Llegaré tarde a la escuela...

Y solo eso bastó para que mis ojos se abrieran de golpe. Me senté asustado sobre el colchón, froté mis ojos y miré a todos lados como suricata.

—¿Qué hora es? —le pregunté.

—Las 8:30 a.m

—¡¿Qué?! —grité escandalizado y entonces comenzó la locura.

Me quité las sabanas de encima como si quemaran y moví bruscamente a Hyukjae de un lado a otro. Este despertó lentamente, abrió sus ojos que se veían pequeños por el sueño y parpadeó a destiempo.

—¿Qué ocurre? —me preguntó con su voz más ronca que de costumbre, cosa que me parecía bastante sexy, pero no era momento de pensar en eso.

—¡Joyin! ¡Escuela! ¡Tarde! —acorté las frases para no perder más tiempo —Ayúdalo a vestirse mientras yo me cambio de ropa.

Salí de la cama a tropezones atorándome con la sabana, pero de alguna manera logré caminar correctamente hasta la puerta sin caerme.

Sin embargo, me detuve ahí recordando en donde estaba.

—¡Esta es mi habitación! —me quejé. Me di la media vuelta y me encontré a Joyin y Hyukjae observándome como bicho raro —Vayan a la otra habitación, ahí está el uniforme... ¡pero corran!

Hyukjae soltó un bostezo y asintió. Se levantó de la cama con toda tranquilidad, dándose el tiempo de rascarse el pecho. Llegó hasta Joyin y lo tomó como a un costal de papas para ponérselo sobre el hombro derecho.

El pequeño rio encantado mientras lo sacaban al pasillo.

Gracias a que tenía toda mi ropa muy bien organizada, no me costó trabajo encontrar un conjunto adecuado para el día.

Me vestí con una camisa color blanco y negro a rayas, una chaqueta café de pana y mis típicos jeans oscuros.

Salí a tropezones de mi habitación sin dejar de atarme las agujetas de mis converse blancos.

Vi a Hyukjae parado en el pasillo, aún se podía ver el cansancio en su rostro. Llevaba un pantalón de cuero sintético negro y una camiseta blanca tan larga que le tapaba la mitad de los muslos.

A pesar de su evidente estado de ensoñación, pudo levantar una ceja al verme y sonreír de lado.

—Que sexy te ves todo estresado y despeinado —se burló.

¡Hola, papá! [Eunhae]Where stories live. Discover now