Capítulo 9

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Jungkook corrió a la cocina luego de que Yuri hiciera lo mismo. Ella no había perdido tiempo para agacharse frente a Taehyung, quien no dejaba de disculparse.

—Lo siento, lo siento. —El rubio estaba arrodillado frente a los pedazos de una taza de porcelana, intentando reunirlos casi desesperadamente.

—Hyung —Jungkook le llamó cuando se hincó frente a él, procurando sostener sus muñecas para que se detuviera—, detente, estás sangrando. —Taehyung observó su mano derecha y la herida que tenía a lo largo de la palma, donde se estaba formando una pequeña y dramática piscina de sangre.

—Ah, soy un desastre —masculló, alejando esa mano de los trozos esparcidos con la clara idea de no mancharlos.

—Bien, espera, deja eso, ¿sí? Primero vamos a atender la herida. —El azabache observó a Yuri por un segundo al percatarse de que se había mantenido en silencio, y bastó con eso para ver el evidente miedo en los ojos de la mujer, que estaban clavados en la piel ensangrentada del muchacho. No, ella nunca estaría preparada para revivir otra imagen como esa.

—No, no importa, no me duele, tengo que arreglarlo.

—Ya no tiene arreglo, déjalo. Vamos a limpiar esa herida y yo me encargaré de tirar esto.

—¡No! Es la taza favorita de mi mamá, no puedes botarla —saltó, alarmado.

—Pero ya no sirve, hyung —musitó, intentando hacerle entender, no podía soportar que Taehyung pusiera por encima de sí mismo una porcelana que ya no podía repararse.

—Jungkook, no la botes, por favor. —El mayor clavó los ojos en los suyos, rogándole con la mirada, una mirada desesperada y vidriosa que hizo que su corazón se estrujara dolorosamente. Asintió y tiró de su mano sana para ayudarle a levantarse.

—Está bien, no lo haré, pero vamos a vendar esto.

—No es necesario, de verdad. —Taehyung le lanzó una mirada suplicante a Yuri, quien parecía ida por completo, ella reaccionó entonces y miró al menor.

—Joven Jungkook, quédese tranquilo, yo puedo encargarme de Taehyunggie.

—Yo también puedo hacerlo, me desespera ver ese maldito corte así, ¿bien? Así que vamos ahora —dijo, y, sin dar tiempo a nada más, arrastró a Taehyung hasta el segundo piso.

—Jungkook, escúchame, estoy bien. Se quitará, no es necesario —insistió, mirando desde el sofá al azabache rebuscar en las gavetas del baño de la habitación siete.

—Eso no es lo que quiero escuchar, así que haré como que no lo escuché —masculló, ciertamente molesto.

—Pero ¿por qué estás enfadado? —Jungkook se giró hacia él luego de encontrar las vendas que buscaba.

—Porque no te preocupas por ti. Ven aquí. —El rubio suspiró y se levantó para acercarse mientras el contrario no le quitaba la mirada de encima.

—Sí me preocupo por mí, es solo que sé que no es necesario —musitó. Su acompañante abrió el grifo y le indicó con un movimiento de cabeza que pusiera la mano debajo del agua. Taehyung ni siquiera dejó ver una mueca de dolor.

—¿Cómo pasó?

—Quebré la taza con la palma de la mano —respondió, sin mirarle.

—¿Qué? ¿Cómo?

—No lo sé, solo la quebré. —Se encogió de hombros, restándole importancia, Jungkook frunció el ceño.

—¿Por qué?

—No te lo diré —respondió, tajante.

—¿Por qué no?

—Porque no. —El menor se cruzó de brazos, ceñudo. Taehyung cerró la llave y le miró, apoyándose en el lavamanos—. Pareces un niño chiquito.

En el Silencio de la Habitación Siete •⊰Taekook⊱•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora