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Curiosamente, habían pasado dos años desde que Genevie se quedo sin novio. Seguía visitando la clínica sin saber que escondía, me dejaba solo a la espera de que terminase de hacer sus diligencias. Ademas, el extraño olor permanecía en el sótano.

Te dije que buscarás las vendas—Está vez, solo por está vez, sintió que su madre quería asesinarla. La entendía en parte, desde que le hizo aquella broma, y, al enterarse que su novio la engañaba, no volvió a ser la misma, estaba más antipática de lo normal. Eso es lo que pasa con algunas personas, pierden su esencia para siempre, y, siempre, suena a demasiado tiempo.

Si tuviese que hacer un resumen de su vida sería complicado, a la vez sencillo, pero con un toque de vacío inexplicable. No sabía quién era su padre, no recordaba parte de su infancia, lo único que sabía era que no se quedaría tranquila, encontraría las respuestas. Una vez más, su madre estaba en la sala llorando con casí, diría que alrededor de cinco botellas vacías de alcohol, si dijese que eran de hoy, estaría mintiendo, ha estado bebiendo y dejando las botellas en el suelo desde el viernes pasado. No me atrevo siquiera a moverlas, no quiero tener contacto con ningún tipo de sustancia que pudiese dejarme en ese mal estado.

—¿Cuándo piensas arreglar todo esto? Ya no pienso seguir con esta farsa—su inestable voz me causaba gracia, al parecer, escuchar conversaciones ajenas se me daba muy bien, no era algo por lo que debía estar orgullosa, más bien, se calificaba como una falta de respeto hacerlo, aún así, yo necesitaba saber más de mi vida.

De forma inexplicable, pero segura, baje al sótano, estoy completamente segura que ella me confundió con Fishes, mi pequeño, pero fiel gato. ¿Cómo podría una madre confundir a su hija con un gato? Mejor dicho "¿Cómo podría una madre con demasiado alcohol encima, confundir a su hija con un gato?" Mucho mejor.

¿Realmente qué significa la frase, no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes?

Para que tipo de personas debería aplicar una frase como esa, ¿por qué deberías tener algo y luego perderlo, por qué al niño debe arrebatarsele el juguete y luego obligarlo a crecer antes de tiempo? Nadie podría responder esas preguntas, ninguna mente imperfecta en este mundo pudiese comprender como se siente la otra persona, a menos que lo viva en carne propia. Empatía, solo eso se necesitaba.

¡Annie!—Escuché su pesado gritó, su voz inestable me producía nauceas. No quería responderle porque se que no esperaría que lo hiciera, se que en breves segundos ella me diría su pensamiento.

Voy por más alcohol, no hagas nada que mami odie—el tono de mamá sobreprotectora no le quedaba bien. "Nada que mami odie" claro, como podría hacer algo que odies con el ejemplo que me estás dando. Pensé.

El portazo de salida me provocó inseguridad, ahora, yo estaba completamente sola. No podía evitar imaginar que alguien me observaba, que alguien me esperaba allá arriba.

Tragué con fuerza y seguí buscando las vendas. Una canción que recuerdo comenzó a sonar en mi mente, tenía un ritmo pegajoso. De repente, miles de imágenes comenzaron a reproducirse, todo tipo de imágenes, en color, blanco y negro. Entonces entre en mi mente y a su vez en la de ellos, de igual manera sentí que ellos entraron a la mía y comenzamos a compartir ideas.

¿Quiénes son estás personas que aparecen en mí mente?.

Quería abrir los ojos, dibujarlos para no olvidarlos nunca más, todo paso en cámara rápida, miles de imágenes se reproducían en mi pensamiento, las olvidaba a medida que pasaban.

Al fin abrí los ojos, no logré guardar ninguna imagen, todo ha sido en vano, ya no recordaba nada de lo que había pensado.

"Supongo que me vestiré y andare por el pueblo" es la frase de la canción que se ha quedado grabada en mi cabeza.

Unos pasos de arriba llaman mi atención, Genevie acaba de salir, no podría llegar tan rápido. Terminó de subir el escalón, puedo ver el rostro de la persona que se ha sentado en el mueble de mi casa. ¿Qué hace el aquí?.

Annie Jones.Where stories live. Discover now