Cambio de clima. Cambio de humor

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Me sorprendía la extraña idea de Nathaniel, quería dormir afuera, sabiendo de ante mano que aún nos encontrábamos en invierno.

Mi ojos se clavan en la ventana, los árboles con flores están retomando otra vez calidez, lo se porque el hielo se está derritiendo, hoy es el fin del invierno.

¡Kenna!—grita Layla desde la cocina.

Mi instinto no me deja devolver el grito con una respuesta.

Me acercó y puedo ver lo feliz que están ella y Zack cocinando, era extraño sentirme sola cada vez que los observaba.

Tomó los dos mechones rubios que quedan sueltos y los recargo detrás de mis orejas, cualquiera podía pensar que era un signo de incomodidad, en realidad, era una maña mía.

¿Qué sucede?—preguntó con serenidad.

Zack insiste que su bocadillo ha quedado mejor que el mío—dice, luego, coloca dos platos con similitud de alimentos en la mesa, lo único que cambia es la decoración.

Me hace una seña de que pruebe, realmente no sabía a quién le pertenecía cada plato, lo que si sabía, es que el primero tenía un olor riquísimo.

Mis palabras caen como balde de agua, lamentablemente, el sabor no estaba tan rico como el olor.

Tomo agua para poder saborear el segundo plato, no tardo más en probarlo, no estaba tan rico como los bocadillos de Annie, aún así, para mi, ganaba el sabor y no el olor.

El segundo—Asegure.

Zack comienza a reírse justo en el rostro de Layla. Gracias a dios que es Layla, si hubiese sido Lea, Zack tendría un ojo morado en estos momentos.

Tu risa no me deja dormir—Lo reprende la susodicha. Toma un pedazo de pan y retoma nuevamente su camino al sueño.

Suspiró y salgo de la cabaña, no sin antes tomar los dibujos que hace horas atrás nos había impulsado Nathaniel a realizar.

No me preocupo en tomar una chaqueta, el hielo se está derritiendo tan rápido que puedo ver el color verde de los árboles.

Me poso frente a la cabaña, desde aquí, puedo ver como Zack y Layla comienzan a lanzarse la comida. Sonrió por breves segundos, no era complicado imaginar que futuro les esperaba a ambos.

Uno de los dibujos de repente sale volando, no dudo en correr para recogerlo antes que se moje por completo, de ser así, Nathaniel podría molestarse, aunque, dudaba que lo hiciera, jamás lo había visto molesto.

Las gotitas caen por la punta de la hoja, era el dibujo de Annie. La pintura comienza a esparcirse y reprendo por lo bajo.

Annie Jones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora