Capítulo 5; No todas las sorpresas siempre son buenas.

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Me senté correctamente sobre mi cama bajo la atenta mirada de Sid, que parecía sentir una mezcla de enfado y decepción.

-¿Es por la broma en el bar?.- Rodé los ojos y me puse en pie, acercándome a él mientras levantaba las manos en señal de tregua. Sid negó y se sentó en mi cama, mirándome mientras yo hacía lo mismo, cada vez más confundido.

-He visto las miradas con el camarero.- Respondió, mirándome con una de sus cejas alzadas mientras yo abría los ojos bastante sorprendido. Ladeé la cabeza intentando fingir indiferencia, caminando hacia atrás hasta quedar sentado en el escritorio.

-¿Q-qué miradas?.- Intenté restarle importancia soltando una pequeña carcajada, negando suavemente con la cabeza. Sid rodó los ojos y soltó unas cuantas carcajadas sarcásticas, fulminándome después con la mirada.

-¿Puedes parar de fingir por un momento?.- Gruñó, haciendo que un pequeño escalofrío recorriera mi cuerpo de extremo a extremo.

-¿Fingir el qué, Sid?.- Pregunté soltando una pequeña risa tonta que probablemente me delató.- ¿Estás colocado o algo..?.- Alcé una de mis cejas, cruzándome de brazos.

-No, ni si quiera he fumado en toda la tarde pensando en todo lo que he visto hoy, y tu comportamiento extraño estos días.- Respondió, poniéndose en pie con la mayor picardía jamás vista dibujada en su sonrisa.- ¿En serio vas a querer seguir engañándome?.- Dio un par de pasos mientras subía las mangas de su vieja chaqueta de color militar, arqueando una de sus cejas.

-No entiendo nada, Sid..- Respondí cada vez más nervioso, llegando a temer por mi vida. Conocía a Sid y si algo le gustaba de verdad, era pegar. Si se remangaba.. estaba listo. Me separé suavemente del escritorio y me intenté alejar un poco más de él, quedando casi atrapado contra la pared mientras el continuaba dando pequeños pasos hacia mi con su mirada firmemente puesta en mis ojos. Terminó por quedarse a pocos centímetros de mi, haciéndome quedar completamente acorralado -y muerto de miedo.-

-Venga, atrévete a seguir diciendo que no entiendes nada ahora.- Susurró mientras se acercaba a mi cara, quedándose a escasos milímetros de mis labios mientras ponía bruscamente sus manos en la pared sobre mis hombros. Podía sentir su aliento mentolado cada vez que su ronca voz sonaba, mirando hacia sus labios y después hacia sus ojos.- ¿No quieres besarme? Venga, como el otro día..- Susurró mientras se relamía los labios casi sobre los míos. Sus ojos se mantenían sobre los míos; los suyos desprendían diversión y los míos nerviosismo y confusión. Estaba siendo extremadamente sexy, me estaba poniendo tan cachondo con esa voz, esas palabras y esas pintas de malo, pero no porque yo le atrajera; lo hacía para colgarse una medalla al demostrarle que no estaba equivocado.

-Ugh, está bien.- Gruñí apoyando mi cabeza sobre la pared, llevándome las manos a esta mientras continuaba atrapado entre el chico y la pared. Sid soltó una gran carcajada victoriosa, quitando los brazos de la pared.

-Así que te gustan los chicos..- Respondió mientras se daba la vuelta y cogía el paquete de tabaco que se me había caído en la cama, probablemente al levantarme. -yo y mi manía de meterme las cosas en el bolsillo trasero.-

-Yo..- Suspiré, pero me interrumpió.

-No tiene nada de malo, ¿eh?.- Respondió mientras le miraba extrañado, elevando las cejas con sorpresa.- Era extraño que todavía no te hubieras tirado a Coral o a alguna. Alguna explicación tenía que haber y supongo que aquí está..- Añadió mientras se encendía un cigarro y me sentaba a su lado, mirando hacia él.

-Sid.. ¿cómo coño lo has sabido? O sea.. ¡No sé si me gustan los chicos!.- Exclamé confuso, agarrándome la cabeza con las manos mientras me dejaba caer hacia la cama restante.

En el olvido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora