Capítulo 10; Oh, ¿libertad?

593 46 14
                                    


-La regla de oro es mantener la mente tranquila en todo momento, pensar siempre antes de actuar y por supuesto, actuar con sigilo.- Las palabras de Sid se amontonaban en mi cabeza a medida que mis ojos comenzaban a querer cerrarse. Estaba cansando, pero no cansado de haber hecho un montón de cosas; cansado de respirar, de escuchar, de ver.. Me encontraba en ese momento en el que lo único que quería hacer era acostarme en la cama con música de fondo y dejar que mis pensamientos me consumieran, pero no podía.- River..- Susurró Sid, zarandeándome suavemente por el hombro. Sacudí la cabeza para salir de mi aturdimiento y le miré, asintiendo con la cabeza.

-Debo actuar con la mente, pensar con sigilo y actuar antes de pensar.- Repetí, observando como su rostro pasaba por distintas emociones. Enfado, cansancio y gracia.

-No has dado ni una, pero da igual..- Se puso en pie y caminó hacia mi escritorio, cogiendo de allí la caja de cigarrillos que él mismo había traído momentos atrás.

-Lo siento, estoy algo cansado.- Susurré mientras me tumbaba por completo en mi cama, mirando hacia el techo con las manos reposando en mi estómago.

-¿Estás seguro de que quieres hacerlo?- Preguntó. Escuché como se encendía el cigarro y le daba la primera calada. Respiré hondo y asentí.- Dicen que para ganar, hay que arriesgar.- Añadió.

-Y.. ¿cómo vamos a salir de aquí? ¿Esperaremos a que todos se duerman?- Miré de nuevo hacia Sid, que rodó los ojos ante mis preguntas.

-El amigo de Luka, mi amigo, es guardia jurado aquí. Él nos ayudará a salir de aquí, tiene acceso a todas las puertas importantes.. Lo único que tenemos que hacer es escaparnos de nuestras habitaciones sin que nos vea al que le toque el turno esta noche, que si no me equivoco, es Rick.- El mayor se sentó en mi escritorio, mirándome con seriedad desde allí.

-Nunca en la vida imaginé que esa cabecita sirviera para algo más que para pensar en sexo, drogas y música.- Confesé soltando una pequeña carcajada, colocándome de lado en la cama, de manera que pudiera mirar hacia él. Sid reaccionó con sorpresa y alzó una de sus cejas.

-Y yo nunca imaginé que acabaría usándote como mi putita particular.- Contraatacó, haciéndome abrir la boca de la sorpresa, estallando después en carcajadas.

-No me usas, te pongo cachondo y no lo puedes negar.- Hice un pequeño gesto de engreimiento y alcé también mi ceja.

-¿Y cómo sabes que no estoy haciendo un papel?- Respondió, cruzándose de brazos tras dejar el cigarrillo en un vaso que usábamos como cenicero.

-Si lo hicieras, tendrían que darte un Oscar por lo menos.- Me puse en pie, dando un par de pasos hacia él, cruzándome también de brazos.

-Quien sabe, igual me han nominado y no me he enterado.- Alzó sus cejas con picardía, sacándome la lengua con diversión. Se bajó de mi escritorio y caminó hacia mi armario, abriéndolo y observando el interior.

-Veo que tienes todo preparado..- Ironizó, dándose la vuelta hacia mi.

-Lo tengo.- Respondí seguro de lo que decía, apoyándome en mi escritorio.- Simplemente no quiero llevarme demasiada ropa, un par de pantalones y camisetas bastarán..- Sonreí un tanto forzado, agachando después la cabeza. Sid suspiró y pasados unos segundos, soltó una pequeña carcajada.

-¿Y no usarás ropa interior, calcetines ni zapatos? Que hippie.- Bromeó, haciéndome levantar la cabeza de nuevo hacia él.

-Te cogeré cosas a ti.- Bromeé, alzando una de mis cejas.- ¿Tú ya tienes todo preparado?.-Sid asintió con la cabeza y sonrió.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 09, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En el olvido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora