CAPÍTULO 5.

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Jane se había quedado dormida entre lágrimas la noche anterior, porque parecía que la tía Dempsie no era tan agradable después de todo y tenía miedo de que la echara, además extraña demasiado a sus padres

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Jane se había quedado dormida entre lágrimas la noche anterior, porque parecía que la tía Dempsie no era tan agradable después de todo y tenía miedo de que la echara, además extraña demasiado a sus padres. 

Y como se había dicho la noche anterior, con los primeros rayos de sol entro de inmediato Charlotte presurosa delante de la tía Dempsie, que fumaba con clase. Ésta observo a Jane con desagrado al verla aún profundamente dormida en su cama, pero no sintió ternura o compasión por la pequeña. Observo a Charlotte con la ceja levantada para después asentir. De inmediato se hizo sonar con fuerza un silbato dorado que la pobre Charlotte había sido obligada a usar en todo momento que su señora se lo ordenara. Jane dio un salto en la cama y de inmediato se incorporó aún asustada, no sabia que estaba pasando pero al ver el semblante burlesco y frío de su tía lo entendió todo. 

—Es el primer día y ya comienzas a decepcionarme, lávate la cara, ponte un buen vestido y baja —una vez dicho aquello la tía Dempsie salió presurosa de la habitación. 

—Señorita Darling, si necesita que la ayude a prepararse estoy aquí en todo momento.

Aún adormilada bostece para después frotar mis ojos y después estirarme.

—Muchas gracias Charlotte, pero mamá me enseño a como hacerlo, puedo yo sola —le sonreí y esta asintió.

Corria hacia el gran ropero de la habitación donde los sirvientes de mi tía ya habían acomodado todas mis pertenencias el dia que llegue, tome un vestido floreado color mostaza que iba junto a un muy bonito y desgastado cinturón color café. Tome mis botines de piel y una vez que acomode mi liso cabello casaño simplemente pasando mis manos me pare a un lado de Charlotte que me observo con una deslumbrante sonrisa y asintió. La primera lección del día fue etiqueta, me enseñaron a sentarme derecha en la mesa y como debía comportarme, para que servia la infinidad de cubiertos y vajillas que utilizan para el desayuno, la hora del te, la comida, la merienda y la cena. 

Hice mi mejor esfuerzo pero aún confundía los cubiertos y no paraba de subir los codos a la mesa y llenaba de migajas la mesa. Cuando Charlotte vio que era suficiente pasamos a mis clases de como debía caminar correctamente y a comportarme en sociedad, siguió con clases de costura, Frances, Italiano, Piano y por ultimo, pintura. 

Fue la clase más fácil y la que mas disfrute, con esta ultima parece que logró complacer a mi tía porque al observarme dibujar pude ver una ligera sonrisa en su rostro. Aunque en las demás supongo que fracase porque las pocas veces que la tía se paseaba por las distintas habitaciones para observarme solía negar, reírse e incluso bufar bastante y salir de la habitación rápidamente dando portazos. 

Cuando estuvo por llegar la hora de la cena se me obligo subir a mi habitación y tomar un baño, este era de un mármol celeste precioso e impecable con una bañera bastante amplia, prepararon el agua con especias y jabones especiales, Charlotte se ofreció a darme el baño pero yo me negué porque mamá me dejaba hacerlo sola desde hace mucho, así que sin decir nada más tome el baño y después de juguetear con la espuma que se había hecho en la bañera salí para ponerme mi vestido color menta con un cuello blanco, acomode mi cabello con una diadema y cuando termine de abrocharme los zapatos de charol baje. Cuando llegue al salón ya se encontraba la tía Dempsie, comía con suma delicadeza y no despego su vista de mi hasta que pude subir a mi asiento y comenzaron a servirme comida, había aprendido que debes esperar  a que te sirvan y nunca debes de hacerlo tú ya que ese es trabajo de la servidumbre, según dijo Charlotte. 

—Llegas tarde Jane.

—Lo lamento mucho tía, estaba tomando el baño que me ha ordenado darme y me he...

—Te has demorado quince minutos, nunca debes dejar esperanto, siempre tienes que ser la primera y te has negado de nuevo a la ayuda de Charlotte —me dijo cortante. 

—Lo siento...

—Basta de pucheros y balbuceos niña, mañana antes del desayuno iremos a la ciudad a comprarte ropa más... como debo decirlo, menos vulgar. Esos vestidos son aburridos, están desgastados y llenos de parches. 

—Pero me los hizo mamá, son muy bonitos —sonreí. 

La tia Dempsie que tomaba vino con suma clase y jamas rompía su postura de elegancia y perfección, estallo en carcajadas, estuvo así unos segundos para después calmarse y pedir un paño de seda con el cual se limpio las lagrimas que se le habían escapado debido a la risa.

—Tu madre es la vergüenza de los Darling, siempre lo ha sido, tuvo suerte de haberse encontrado con Edward, tú padre. Admito que tiene una belleza inigualable pero no tiene modal alguno y tampoco tiene sentido de la moda o lo que se debe de llevar, menuda decepción me lleve cuando tu padre anuncio su matrimonio con ella, estuvo a nada de quedarse sin herencia.

No entendí mucho de lo que dijo la tía Dempsie, pero sabia que estaba insultando a mamá y me dieron ganas de llorar, ademas de que había menospreciado la ropa que hace ella para mi con tanto amor y a veces se tarda días e incluso semanas en hacerla. Mis ojos se llenaron de lagrimas pero me detuve y no deje escapar ni una sola, la tia Dempsie me observo burlona para seguir comiendo, y una vez que termino ordeno que recogieran todo lo de la mesa pasando por alto que yo apenas había probado bocado.

—Mañana a primera hora ya espero verte despierta y deslumbrante fuera de la casa esperando al coche, ya es hora de crecer Jane —dijo con amargura mientras me observaba fijamente—. Es hora de que comiences a comportarte como una señorita y dejar todas esa niñerías atrás. 

Sin decir nada mas, se levanto de su lugar y se marcho. 

Una vez que la tía desapareció por las escaleras y se escucho como cerro la puerta de su habitación salte de mi lugar y corrí escaleras arriba entre lagrimas a pesar de que Carl me había dicho que parara y que tuviera cuidado al subir, cerré la puerta de mi habitaron de un portazo, salte para alcanzar el pestillo y una vez puesto me deje caer en la cama envuelta en lagrimas. 

Y no supe a que hora logre dormirme pero lo último que recuerdo es que entre sueños logre escuchar la voz de mamá, cantándome una dulce nana como lo hacia todos los días, me acaricia y me dijo que todo estaría bien. Que fuera valiente y buena siempre.


Believe JaneWhere stories live. Discover now