PRÓLOGO

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La historia de Peter Pan y Wendy se contó de generación en generación, siempre terminando igual. Sin cambiar una sola linea.

En las memorias de Wendy aún está presente esa fría noche. Cuando regreso de Nunca Jamás junto al niño eterno. Aún recuerda lo último que le dijo Peter.

Prométeme una cosa... Que no me olvidarás.

Y Wendy prometió recordarlo hasta el final de sus días. Aun cuando dejo su niñez atrás y poco tiempo después se convirtió en madre con la llegada de su primera hija, Jane; una pequeña casi idéntica a ella, con esos enormes ojos celeste, una mirada soñadora, pero sin duda una peculiar personalidad. Rara vez se estaba quieta y prefería escuchar las historias que su madre le narraba en lugar de salir a jugar con cualquier otro niño. Cuando nació, su madre siempre la llevaba en brazos mientras le cantaba nanas y le mostraba por el ventanal aquella hermosa estrella que destacaba siempre en el infinito cielo azul.

—Mira pequeña —se escucho su voz haciendo eco por la habitación— La segunda estrella a la derecha y todo recto hasta el amanecer, ahí es donde vive Peter Pan, junto a los niños perdidos.

La pequeña bebé sonrió para después soltar una dulce risa. Con el tiempo, como todo niño debe hacer. Comenzó a crecer. 

Sin duda los primeros años de la infancia de Jane fueron dulces e inocentes, justo como debe ser la de cualquier otro niño. Sus padres que la amaban sin duda alguna, a igual que su tío Michael y su un poco amargado tío John. A veces era un poco duro con ella cuando no solía comportarse y corría de arriba abajo sin parar por las escaleras, pero su madre le decía que había sido así por su abuelo. Alguien a quien Jane jamás llego a conocer ya que éste murió cuando ella aun no nacía, pero eso no impedía que le tuviera cierto cariño.

Todo parecía ir bien hasta el momento en la familia Darling, pero pronto todo cambio tan deprisa ya que Londres se ve amenazada por la guerra. Aun había esperanza de que aquel caos terminara pero duro mucho mas de lo que cualquiera se pudo haber imaginado, bombas cayeron del cielo destrozando el corazón mismo de Londres.

En momentos como estos era natural que los niños olvidaran y perdieran aquellos recuerdos maravillosos de cierto niño que juro jamas crecer, el polvo de hadas y un país donde habitaban sirenas y piratas, donde el tiempo no pasaba. 

Y cierta niña pequeña comenzaba a creer que todo aquello simplemente eran cuentos para ir a dormir, porque justo cuando lo necesitaba. Peter Pan no aparecía, y si no lo hacia pronto, dejaría de creer para siempre.



Novela protegida y registrada en safe creative, cualquier adaptación o plagio sera denunciada de inmediato

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