CAPITULO TRECE

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Gracias a tod@s l@s que me mandaron mensajes para saber cómo estaba!!! de verdad no creo que sea nada serio, solo algo de inflamación en el pecho. L@s mantendré informa@s!!!! Este es el último capitulo!!!!!!! Lo sé, lo sé, A MÍ TAMBIEN ME DUELE. Pero esta historia debía llegar a su fin. Aun así, tendrán noticias pronto de estos dos... en el siguiente libro esta pareja aparece bastante... así que, tranquil@s ustedes y tranquila yo. 

L@s AMO!!!! Feliz lectura xoxo. 

"Si lo piensas mucho, lo complicas más" - Avenida 749

POV de Perséfone.

La boda fue bastante discreta. 

Hera fue difícil de convencer. Decía que esta era la boda del siglo y que era necesario sino imperativo, que tuviéramos una boda por todo lo alto. Al final la logré convencer de que la boda iba a ser pequeña, o como ella prefirió llamarlo: exclusiva. Eso y aceptar que ella oficiaría la ceremonia de unión la apaciguaron lo suficiente para que no soltara su decepción en el reino terrestre con una plaga de langostas o un tsunami.

Me parecía extraño que la reina terminara por ser mi mejor amiga. No era conocida por sus modos fáciles. Según decían, Hera no tenía amigas, algunas lenguas rumoreaban que no quería tener mujeres cerca de su marido. No que la culpara. Cada vez que atisbaba una parte encantadora de la personalidad de mi nueva amiga sentía una ola de indignación hacia el rey de los dioses. Los ojos violetas tan intensos como siempre parecían nublarse con un anhelo desgarrador cuando Hades me tocaba, como si pudiera imaginarse a su esposo dedicándole ese tipo de atenciones. Intentaba ocultarlo pero siempre estaba ahí.

Mi madre no asistió al evento. Cada vez que intentaba hablar del tema con ella apretaba las mandíbulas tercamente y sacudía la cabeza como una niña pequeña. Al final tuve que admitir la derrota y seguir con los planes sin su ayuda.

La boda se celebró en la tierra. Para ser precisos, en las tierras de Circe. Eso mantuvo a raya a varios del los curiosos que planeaban venir a la fiesta sin invitación. Circe tenía un control total de su isla. Lo que antes fue un castigo para ella se convirtió en su libertad.

Tanto Hades como yo pensábamos que la tierra era el lugar indicado para declarar nuestro amor. Ni el Olimpo ni el Inframundo eran suficientes, queríamos un lugar donde se cometieran los milagros más conmovedores y los crímenes más atroces. Un lugar tan ambivalente e incomprensible como nuestra relación.

Durante los seis meses de preparación estuve con Hera casi todos los días. Hablando sobre colores, flores, asientos, invitaciones, etc. Todo esto fue en mis prados favoritos. Algunos días nos reunimos en su templo, pero no era muy seguido. Era muy celosa de su espacio y nunca hablaba sobre su vida íntima. Eso incluía sus poderes y problemas maritales. Hera era una mujer orgullosa, capaz de ladrar insultos y darse aires de grandeza con tal de no salir lastimada. Había aprendido a soltar siempre la primera mordida y no esperar nada de nadie para no ser decepcionada. Pero cuando creía que nadie la miraba se apoderaba de sus ojos una nube de añoranza. Una capa cristalina de lagrimas sin derramar, sus cejas se fruncían y sus rasgos adquirían una mirada cansada, como si el peso de todos los secretos que no se dejaba soltar la estuviera hundiendo en la miseria. 

- Recuerda que no necesitas un hombre. Cuando te unas con él lo harás como una mujer libre.  - me dijo en una ocasión. Estaba parada con un gesto solemne, como si nada pudiera derribarla. Era la figura de una reina de pies a cabeza. Yo estaba con las piernas cruzadas en la hierba, terminando de colocar los últimos toques a mi corona de flores que por fin había logrado hacer. Me hacía sonreír cada vez que veía los hermosos pétalos en mis manos, en lugar de destruidos por mis maneras rudas y apresuradas, tal como me había enseñado a hacer mi querido prometido. Pero sus palabras me hicieron levantarme dejado de lado lo que estaba haciendo e ignorando sus intentos de apartarme la estreché en un abrazo que me regreso con fuerza. 

El Deseo De PerséfoneOnde as histórias ganham vida. Descobre agora