CAPÍTULO DOS

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Espero le este gustando esta historia; la verdad llevaba mucho tiempo pensándola y por fin estoy lista para ponerla en papel... o electrónico XD ustedes me entienden. Es una historia corta entonces las cosas pasaran rápido e intenso... justo como me gusta xoxo.

« El placer tiene razones que la razón ignora » J.S Cherbulier

Cuando Hades quería hablar no perdía el tiempo. Nunca lo había escuchado mantener conversación con alguien que no fuera uno de los grandes, y por grandes, me refiero a sus hermanos. Ni siquiera la esposa de Seuz tenía el honor de escucharlo hablar.

Tragué saliva visiblemente y sus ojos depredadores chispearon divertidos, captando el movimiento involuntario al instante. Para compensarlo me negué a parearle la mirada, incluso arquee una ceja, desafiando a comentar. A hablar primero.

Él aceptó el reto encantado.

- Damas. - saludó inclinando la cabeza. Casi como un felino mirando mejor a su presa. - ¿Algo que les interese de esta fiesta?

Rowina fue la primera en encontrar su lengua.

- No estamos aquí para buscar algo interesante. - se rio nerviosa

Sus ojos dorados se fijaron en mí.

- Una de ustedes sí.

Eso me puso a la defensiva. ¿y qué si buscaba algo de diversión, algo interesante? ¡no era su problema!

- Aun no encuentro nada interesante. - repliqué.

Él amplió los ojos, no del todo esperando a que yo le diera esa respuesta. Sus labios se estiraron en una sonrisa lánguida. No contestó. Su mirada se arrastro hacia los jardines y sin decir otra cosa, se fue.

Puse los ojos en blanco, tendría que ser él primer hombre en al historia que podía quedarse con la última palabra sin abrir la boca.

Rowina parecía pez fuera del agua, su boca se abría y cerraba buscando algo que decir pero nada salía. La miré divertida y agradecida de no ser la única trastocada por este extraño encuentro.

Mis ojos vagaron hacia el lugar donde Hades desapareció y tuve que obligarme a quedarme plantada donde estaba. Ni loca iba a seguirlo. No. Jamás.

- ¿Quieres ir tras él? - susurró con toda la apariencia de estar encantada.

- ¡No! - repliqué, ella ladeo la cabeza como si no me creyera nada. Demonios, así se parecía a mi madre. - no. - repetí con firmeza. Y luego... - ¿Sí? ¡No sé! Maldito sea.

Me dio otra copa de ambrosía que me termine en dos generosos tragos y después de unas palmaditas para infundirme coraje me hizo partir.

- Ve. Busca tu aventura. - Me guiñó el ojo - me ocuparé de las murmuraciones. ¿Quién sabe? Puede que me desnude en la fuente y nadie se entere que te fuiste unas horas.

La miré agradecida, sintiendo un cariño que casi me hace abrazarla y saltarme todas las reglas estúpidas del decoro. Levanté un poco mis faldas y salí lo más discreta que pude hacia los jardines.

Estuve caminando por media hora, al principio me sentí irritada. Hades me había hecho creer que si lo seguía sería para encontrarlo pero al final decidí que esto era algo bueno. Podía disfrutar de unos merecidos minutos de soledad antes de tener que regresar a pretender que era la hija perfecta. Me senté en un banco, cerca había un laberinto, era escurridizo; muchos decían que solo aparecía para los enamorados, aquellos en necesidades de unos momentos de privacidad. Eros siempre se molestaba porque Psique y él no eran capaz de encontrarlo. Pues mira, sin intentarlo, le gané la jugada.
Me levanté para observar mejor el colosal arreglo de flores y matorrales en forma de intrincados diseños que se perdían por lo que parecía kilómetros. Sabía que eso era una ilusión, no podía ser que algo tan grande pasara desapercibido por tantos.

El Deseo De PerséfoneWhere stories live. Discover now