Capítulo 55

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Hola!!!! Volvemos con otro capítulo!! Y estoy planeando algo para ustedes!!! Como muchas me lo pidieron, vamos a hacer una maratón!!!! Va a ser mañana o tal vez pasado mañana! Y la consigna es muy simple: Quiero que me cuenten algo de ustedes. Yo quiero que estemos un poquito más conectadas, así que es eso! Pueden contar lo que quieran. De dónde son, como se llaman, qué edad tienen, qué cosas les gustan, cómo llegaron a leer la novela, o lo que se les ocurra! Espero sus comentarios! Y nos vemos mañana con maratón!!

Capítulo 55:

Y de repente, en un día soleado de agosto, una nueva integrante llegó a la familia: Martina Pérez Alzamendi nació el 14 de agosto en la casa- escondite, como la empezaron a llamar. Por supuesto, asistida por Federico y Maira, y con Nacho a su lado, al que le temblaban las piernas. Pero al escuchar su primer llanto, ambos se emocionaron hasta las lágrimas, igual que todos en la casa.

Así que la pequeña Martina alegró a todos en la casa, por lo menos por un momento. Días después, todo se complicó

Una mañana, Thiago se despertó, y se sorprendió al no encontrar a Mar a su lado. Pero ya debía levantarse, puesto que tenían muchas responsabilidades por cumplir.

Todas las mañanas cumple la misma rutina: Se despierta a la misma hora,muy temprano,  se cambia de ropa, y luego se acerca a Mar, diciéndole que se tiene que ir, ella le sonríe medio dormida, le da un beso en los labios, y luego en su panza, que ya se nota bastante, con seis meses, y ella vuelve a descansar. Luego, pasa por el improvisado cuarto que armaron para los chicos. Revisa que sus hijos estén bien, los arropa dulcemente, y luego se encuentra casi siempre con Tacho en la cocina, para comenzar a hacer sus actividades. 

Esa mañana Mar no estaba en su cama. Thiago pensó que se había levantado para ver a los chicos, cosa que hacía muy seguido, o para ir al baño. Como siempre, pasó a ver a sus hijos, que dormían profundamente. No encontró a Tacho en la cocina, pero no le sorprendió porque era más temprano de lo habitual, y porque la noche anterior se habían quedado despiertos hasta tarde porque Alai estaba enferma. Así que decidió dejarlo dormir.

Luego de un rápido desayuno, puso manos a la obra. Esa mañana debían averiguar qué estaba tramando Juan Cruz. Muchas veces habían estado tentados a llamar al Hogar Mágico para ver si estaban todos bien, pero sabían que era muy peligroso, porque podían rastrear las llamadas. En seguida, Thiago se concentró en lo que estaba haciendo. Le pareció escuchar un ruido proveniente de afuera, pero no se percató que era hasta después de unos segundos. Salió al patio, y de repente la vió. Mar estaba parada a unos metros más allá de él, de espaldas. Thiago no necesitó ninguna confirmación para saber qué era lo que pasaba, debido a las arcadas de ella. Otra vez, estaba vomitando. Thiago se acercó a ella

Thiago: Mi amor! estás bien?

Mar: Thiago, no… no te acerques. Estoy bien

Thiago no le hizo caso, y se acercó más a ella. La tomó por los hombros y la hizo girarse, para quedar de frente a él

Thiago: No estás bien

Thiago le acarició la mejilla, y se asustó al notarla muy caliente. Le tocó la frente, y ésta ardía aún más.

Thiago: Mar, tenés fiebre

Mar: Qué? No…

Thiago: Sí, estás volando de fiebre. Vamos adentro

Mar: estoy bien… 

Sus palabras se vieron interrumpidas, porque al intentar hacer un paso, Mar trastabilló y casi se cae al piso. Thiago reaccionó enseguida y la sostuvo

Mar: No puedo…

Thiago: Tranquila, yo te ayudo

Thiago, sin esfuerzo alguno, levantó a Mar en brazos. Ella apoyó la cabeza en la curva de su cuello, y Thiago tuvo ganas de llorar. Su cara y todo su cuerpo estaba hirviendo. Y él no había pensado más en si ella estaba bien, porque se había concentrado demasiado en su trabajo. Melody, que ya se había levantado, estaba en la cocina

Mel: Qué le pasó?

Thiago: Está volando de fiebre. Por favor, traé algún medicamento 

Thiago llevó a Mar a su cuarto, y la acostó en su cama

Mar: Pela…

Thiago: Tranquila, mi amor. Yo estoy con vos

Mar: No, no es eso.. me… me duele

Thiago: Qué, Mar?

Mar: La panza. Siento puntadas

Melody llegó casi corriendo con los remedios. Entre los dos, lograron que los tome. Pero sabían que no iba a hacer mucho. Eran para simples dolores de cabeza

Mar se recostó en la cama, y poco a poco, fue cerrando lo ojos. No tardó nada en quedarse dormida

Mel: Dentro de un rato va a venir Maira, le voy a decir que venga a verla

Thiago: Gracias. Yo me quedo con ella

Cuando Melody se fue, Thiago se sentó a su lado en la cama. Mar estaba pálida, y estaba temblando de frío. Thiago la tapó con las mantas,  y la observó. Parecía muy frágil, con el cabello revuelto, los labios casi blancos, los ojos cerrados y tiritando. Su cuerpo parecía haber perdido fuerza, y la piel había pasado a estar de un tono más claro

Thiago: Mi amor, esto no es muy fácil para vos, no? Perdoname, no sé que hacer. te juro que si podría hacer que dejes de sufrir lo haría, pero no puedo. Pero vas a estar bien, lo sé. Yo me voy a quedar con vos hasta que te mejores, no me voy a mover de acá. Te amo

Thiago le dió un beso en la frente, y la tomó de la mano, que estaba fría, contrariamente al resto de su cuerpo. Lo que él no sabía era que en la cabeza de Mar, estaban pasando las cosas más horribles que se puedan imaginar. 

Guardianes de la felicidadWhere stories live. Discover now