Capítulo 1

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Tonraq Avatar, jefe de la tribu agua de sur, se encontraba de pie ante la ventana de su despacho. Con una postura firme y una expresión inescrutable observaba la gran ola que se acercaba lentamente a lo lejos. La ventana, ubicada en el tercer piso del palacio de los líderes daba vista hacia la costa colmada de glaciares donde en ese momento se aglomeraba una pequeña multitud que hacían porras. Los gritos eran tan fuertes que casi parecían estar frente al palacio. Los guerreros de la tribu agua adoraban las carreras tanto como adoraban la lucha. Tonraq, sus antecesores y su tribu hermana, habían logrado hacer de la tribu agua del sur una ciudad recia, prospera, con hombres honorables, dedicados y leales. De hecho podría afirmarse que ninguna otra población podría llegar a ser tan leal como la tribu agua del sur, ni siquiera sus hermanos del norte, algo de lo que él se encontraba completamente orgulloso, así mismo su gente.

Entre los gritos y vítores que bramaban sus guerreros a todo pulmón pudo distinguir una línea ladridos, afiló un poco la vista para ver el enorme perro oso polar que corría de una lado a otro a lo largo de la costa. Y donde sea que se encontrara ese animal se encontraba...

— Ganará Korra—. Dijo su esposa Senna con jacto mientras de igual manera observaba la carrera.

— Por supuesto que ganará Korra—. Acordó Tonraq—. Suele ganar siempre.

— Algo de lo que solías jactarte con tus amigos.— Señaló Senna.

— Si, cuando ella tenía diez años.— Gruñó nuevamente—. Ha este paso la terminaré enviando nuevamente al norte, a ver si así por lo menos Unalaq logra enderezar a esa niña.

— ¿Sucede algo? — Cuestionó Senna al observar el semblante serio de su esposo. Tonraq apartó la vista de la ventana y mostró a su esposa a su esposa un pergamino enrollado dentro de un tubo que lo protegía; sobre él se podía apreciar un sello que lo identificaba como documento oficial de la tribu agua del sur.

>> Oh... Nunca pensé que llegaría el día en el que hicieras que Korra cumpliera con ese contrato.—Comentó Senna sorprendida

— Yo tampoco. Pensé que mi hija se enamoraría, se casaría, me daría nietos y construiría su hogar junto a su esposa u esposo; solo deseaba que fuese feliz. — Suspiró Tonraq mientras volvía la vista hacia la ventana. La ola finalmente tocó la costa y los gritos de júbilo no se hicieron esperar—. Pero me temo que ya no es su decisión. Los miembros de concejo creen que ya es hora de que Korra asuma oficialmente su puesto como líder de la tribu.

— Esto es algo que definitivamente no le gustará. — Señaló lo obvio—. Cometimos un error al ocultárselo hasta el momento. — Suspiró— Korra hará todo lo que le pidas, después de todo su cumplimiento con del deber siempre ha sido su prioridad pero ¿casarse?

— No veo porque no. Korra es lo suficientemente madura como para aceptar que esto es necesario y dejar de lado ciertas inclinaciones... Es discreta, pero sabemos que compañía nunca le ha faltado y sin embargo parece que la idea del matrimonio no ha cruzado por su mente.— Se quejó Tonraq.

— Es precisamente por esa razón por la que estoy segura no se tomará esto para nada bien.

Tonraq suspiró.

— No puedo hacer nada. El concejo ha decidido. Trece contra dos. Se revelará su compromiso en tres días.

— Me temía que algo como esto terminara por suceder ¿Cuándo le dirás? — En el momento en el que la pregunta fue finalizada la puerta del despacho se abrió dando paso a una hermosa morena de ojos azules característico de los habitantes de la tribu agua. Al ver a sus padres tan serios solo pudo fruncir el ceño.

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