Bajo la Misma Estrella (Continuación)

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Hazel's POV 

Sólo en dos ocasiones durante mis cortos años de vida he sentido un nivel de incomodidad extremo. El primero ocurrió cuando tenía 13 años y fui por primera vez a una cita médica con un ginecólogo y la segunda está pasando ahora mismo, en nuestra pequeña mesa redonda del comedor. Estoy sentada frente a mis padres y a mi costado se encuentra un Noah casi inexistente. Es como si un vampiro le  hubiera chupado toda la sangre de la cara, está pálido y tembloroso. Por debajo de la mesa, coloco mi mano en una de las suyas y por un segundo logro sacarlo del trance en el que había estado sometido hasta hace unos segundos atrás.

-Va estar bien- susurro por lo bajo sin mirarlo mientras entrelazo mis dedos con los suyos y Noah suelta un gran suspiro, como si hubiera estado aguantando la respiración por un largo rato. Logro observar por el rabillo como Noah asiente lentamente y no suelta mi mano, al contrario, se aferra más a ella. Mi madre se para por un segundo de la mesa con la excusa de que debe sacar algo del horno y el silencio gobierna el ambiente. Un debate sin fin empieza en mi cabeza: ¿debería empezar a hablar yo o esperar que mi padre lo haga?

-Hoy lluvio mucho, ¿no es cierto, Noah?- dice mi padre rompiendo la tensión del ambiente finalmente. Noah asiente.- Pensé que ya no te volveriamos a ver por aquí, digo, luego de decirnos que no querías conservar el empleo...

-Fue una decisión apresurada y errónea- responde Noah casi al instante y me sorprende que lo haga pues es el más nervioso en el comedor- me deje llevar por...por mis sentimientos y no estuvo bien, realmente me arrepiento de haberlo hecho.

-¿Sentimientos?-pregunta mi padre frunciendo el ceño mientras coloca los hombros sobre la mesa. Noah no tiene oportunidad de responder ya que mi madre se aproxima a la mesa con una gran bandeja llena de su famosa lasagna vegetariana. El olor es simplemente exquisito y el sonido de mi estómago rugiendo es el único ruido existente en toda la habitación. A pesar de la verguenza que esto me causa, mi madre y mi padre sueltan una carcajada y Noah por lo bajo también lo hace. 

-Sírvanse, veo que alguien está hambrienta- dice mi madre sonriendo  mientras toma asiento al lado de mi padre. 

La cena transcurre de manera natural y me olvido por completo que hace una hora me encontraba nerviosa. Mi padre empieza a platicarnos sobre sus planes de viajar a California este verano para visitar a unos viejos amigos de la secundaria y ponerse al día de lo que a pasado en sus vidas estos últimos años. Mi madre parece emocionada con la idea y menciona que menciona que tienen planeado viajar dentro de dos semanas.

-Y obviamente tu vendrás con nosotros, Hazel- dice mi padre sonriente mientras corta un pedazo de lasagna y la coloca en su plato. 

-No creo que eso sea posible-digo intentando ocultar mi incomodidad. No me molesta que mis padres quieran divertirse o ir a ver a sus amigos pero, ¿yo qué tengo que ver en eso? Ádemas, acabo de cumplir las 30 semanas de embarazo y estoy a nada de entrar a la semana 31, lo cuál quiere decir que no puedo viajar y según las recomendaciones de mis doctores, no hacer ningún esfuerzo extra que pueda afectar mi salud. 

-Si es por lo del bebé, podemos hablar con los médicos. Ádemas sabemos que no puedes viajar en un avión ya que esta en el tercer  trimestre del embarazo por eso haremos un viaje en carretera, será muy divertido- dice mi madre sonriente como si la idea de estar encerrados por 33 horas seguidas sin parar para usar el baño le emocionara.

-No creo que sea conveniente, menos si Hazel esta en estado de gestación...- interfiere Noah sin aviso alguno y las sonrisas de los rostros de mis padres desaparecen. El ambiente tenso vuelve a aparecer en el comedor y en mi cabeza no puedo dejar de pensar que esto va acabar mal.