|•Capítulo O9•|

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El tiempo a distancia y mantenerse centrado en lo que hacía, acompasó el dolor y sus pensamientos hechos mierda. Sin embargo, tenía que enfrentar todo aunque debe decir que con más valor como se prometió a sí mismo. Sabía que años sintiendo lo que sentía no se borrarían en un chasquido pero ahora tenía la determinación y estaba más que decidido a olvidarlo, olvidar a Park Jimin como una de sus opciones para tomar su mano y besarle, para acorrucarse contra su cuerpo y decirle que lo ama, no como amigo, sino como hombre.

Jungkook volvió, unos días antes a la boda él lo hizo. Volvió como lo prometió.

No corrió a Jimin en cuanto piso tierras coreanas, tampoco se comunicó con él antes de marcharse de Nueva York y apenas estuvieron en contacto durante su estancia en Estados Unidos. Jungkook simplemente se dedicó a lo que iba y a visitar lugares que nunca antes había visto, también se divirtió mucho y conoció nuevas personas. La verdad, no se había hundido en depresión o puesto a llorar como pensó que sucedería aunque sentía que ahora ahí, y con la boda de su mejor amigo a la vuelta de la esquina, realmente lo haría.

Jimin se enteró por terceras personas que Jungkook había vuelto, se molestó con el más bajo y le reclamó. No obstante, no pelearon, nunca peleaban por teléfono porque sabían que en cualquier momento el contrario podría colgar en medio de su enojo y dejaría al otro con la palabra en la boca. En ese casi inicio de fin de semana, Jungkook recibió un mensaje que tardó en digerir y luego le hizo sentir arcadas. La despedida de soltero de Jimin sería al día siguiente, un día antes de la boda.

Jungkook quería ver a Jimin y contarle sus nuevas experiencias en el país extranjero, quería contagiarle su felicidad y regodearle que su nombre ya era conocido a nivel mundial también y que grandes empresas del entretenimiento en Estados Unidos esperaban por alguno de sus trabajos con sus artistas. Jungkook estaba feliz por ello, pero pensar en la boda de Jimin le bajaba los ánimos y le rompía un poco más su agrietado corazón.

Él realmente nunca, en ningún momento, se vio en un escenario como en el que vivía ahora. Ni siquiera comprendía como es que seguía enamorado de Jimin después de todo por lo que pasaron y siguen pasando.

El amor es... realmente una mierda inentendible aún a esa edad.

Jungkook lo sentía todo muy apresurado, no le encontraba ni pies ni cabeza al hecho de que Jimin apenas llegando a los veintinueve años se quisiese casar y más sabiendo que el guitarrista fue alguien que siempre estuvo huyendo de los compromisos. Jungkook quería suponer y sabía que así era, que Jimin realmente estaba enamorado increíblemente de Mina como para casarse con ella.

Mina era una mujer muy guapa, Jungkook quien no se sentía atraído por las mujeres podía reconocerlo y admitirlo. Además, ella era el prototipo perfecto de cualquier hombre y sabía de muy buena fuente que además era muy pretendida y muchos la codiciaban, y Jimin, su mejor amigo pese a ser distraído y a veces un desastre, suele ser todas sonrisas extensas. Había logrado tenerla. El mayor alado de Mina sería un premio de consolación.

Jungkook muy en el fondo de su corazón estaba feliz por todo, era sólo que el dolor podía más que él.

El viernes por la mañana estuvo en casa, salió por la tarde a hacer compras y cuando llegó a su casa, luego de comer algo, se dedicó a arreglarse para la jodida despedida de soltero de Jimin que Namjoon había organizado. Sería en la casa del mismo Namjoon porque según el chico sería mejor si lo hacían en un lugar privado donde no se expusieran y tenía razón.

Cuando terminó de arreglarse, se miró una y otra vez en el espejo, intentando practicar una sonrisa que se viese sincera y con la cual realmente le dijera al alto lo muy feliz que no se sentía por su compromiso y tratar de bromear con él, darle su apoyo y hacerle saber que seguiría ahí, incluso en una etapa tan importante como lo era el matrimonio.

Love Is (Jikook)[Adap.]Where stories live. Discover now