Venecia.

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Estaba muerta por querer salir a comer algo, así que me levanté de la cama y justo antes de ducharme aparece Massimo.

— Sal de aquí — Digo mientras busco algo para cubrirme ya que me encontraba completamente desnuda.
Massimo estaba vestido absolutamente de negro ¿cómo era posible que a este hombre todo le quede bien?.

— No estarás bajo llave, podrás salir donde quieras. Domenico te enseñará la casa, las personas que trabajan acá ya saben quién eres. Si necesitas algo puedes llamarlos o hablar con Domenico directamente — Dijo mientras me observaba.

— ¿Puedes salir? Necesito ducharme — Digo mirándolo lo más mal que pude.

Camina unos pasos más para quedar lo necesariamente cerca mio. Acerca sus labios a mi cuello y mis piernas comienzan a temblar.
Sentir su presencia tan cerca debilitaba mis piernas y erizaba mi piel.

— Puedo sentir lo tensa que te pones, puedo observar como a tu cuerpo le gusta que este cerca tuyo — Dijo mientras con sus manos en mi cintura presionaba mi cuerpo al suyo.

— Massimo... — Susurré mientras sentía una de sus manos en uno de mis senos.

— Todo a su tiempo nena — Dice para luego separarse de mi — En unas horas tengo que viajar a Venecia si quieres ir conmigo confírmame en una hora. Si quieres salir a respirar un poco o quieres pasar tiempo en la piscina puedes ir — Dice al salir de la habitación.

¿Qué mierda le pasaba? ¿Qué carajos le pasaba a mi cuerpo? Ese hombre era una tentación pero no quería caer y no lo iba a hacer.

Me vestí para salir a respirar un poco de aire ya que en realidad lo necesitaba. Estaba extraña por todo lo que ocurría, me estremecía saber que iba a vivir con un hombre que apenas sabia su nombre.
Baje las escaleras de aquella silenciosa mansión, estaba adornada con gigantescas fotografías de un señor que suponía que era el padre de M.

— Señorita Biel, el Don Massimo desea hablar con usted. Se encuentra en su biblioteca, ¿la acompaño? — Pregunta una señora de apariencia bastante agradable.

Asentí con la cabeza hasta que comenzó a caminar y la seguí. Recorrimos un largo pasillo adornando de lindos cuadros donde podía observar a M en diversas ocasiones de su vida. Me detuve donde había un pequeño marco de foto, era el con una señora que se le asemejaba bastante, sostuve que podría ser su madre.

— Señorita Biel, puede entrar — Me avisa aquella agradable mujer.

— Por favor, no me digas señorita Biel. Llámame Laura — Digo mientras le regalo una sonrisa.

— Hemos recibido instrucciones del Don sobre como tratarla, por cierto me llamo Doris. Estoy para servirle señorita Laura — Me sonríe para luego retirarse.

Quedo frente a la puerta que se encuentra semi-abierta puedo observar como M esta bebiendo alguna bebida.

— Puedes entrar Laura, no te haré nada — Dice M.

Ingrese a la biblioteca y pude observar que era un ambiente bastante tranquilo, adornado con numerosos libros y cuadros de el con su familia.

— ¿Qué necesitas? — Trato de sonar lo mas cortante posible.

— Te había pedido que decidieras si ibas conmigo o no a Venecia. Te aviso que cambie de opinión y he decidido que sí iras conmigo —

Serás Mía |Massimo Torricelli|Kde žijí příběhy. Začni objevovat