Wei WuXian, una chica de 17 años que recientemente quedó huérfana tras un accidente automovilístico donde sólo ella logró sobrevivir. Al no tener más familia en el país su custodia pasa a los mejores amigos de sus padres, los Jiang, los cuales tiene...
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Durante el descansando, donde milagrosamente coincidían los cuatro, Ying, A-Sang, Ning y Cheng se encontraban comiendo su desayuno con tranquilidad en uno de los jardines del campus, debajo de un árbol y sentados sobre el césped, sobre una manta de cuadros que el Nie se había molestado en traer ese día para la ocasión.
El clima estaba fresco, casi helado, y lo único que impedía -quizás- la caía de más agua nieve, era simplemente el hecho de que el cielo estaba despejado esa mañana, bañando a los chicos con un tibio calor que les ayudó a sobrellevar algo del frío en esa mañana de principios de diciembre.
Los cuatro se habían encargado de comprar sus alimentos hacía hace unos minutos atrás, comiendo éstos en calma y en silencio, algo que definitivamente no le daba buena espina al Jiang.
—¿Cómo es que ustedes no están compartiendo palillos y saliva en este punto? —Wen Ning se enrojeció tanto, que casi se ahoga con su arroz, recibiendo algo de té por parte del Nie.
—¿Cómo es que no te cansas de decir tantas estupideces? Que A-Ning y yo seamos pareja, no se supone que debemos estar de acaramelados y cursis frente a todos como lo eres tú, tonta.
Wei Ying bufó molesta e indignada.
Al fin, después de tantísimos años, su querido hermano menor conseguía una pareja y no le dejaba verlo dándose dulces besitos con esta. Y es que, en otra situación, se lo hubiera perdonado, oh, claro que sí. ¡Pero estaban hablando de que Wen Ning era su novio! ¡Wen Ning! ¡Su rollito de canela, su tierno conejito, su pedacito de cielo!
¡Su hermano seguramente iba a corromperlo en cualquier momento!
—¡Ay vamos! Mi A-Ning es tan hermoso y tierno, y tú eres todo lo contrario, ¡Es obvio que quiero verlos dándose amor!
—Ugh, no pareceremos ustedes, parece que en cualquier momento se los van a comer —la Wei sonrió.
—Es que a cada momento nos comen, hermanito, ese es el secreto.
—¡Wei WuXian!
El Nie sonrió divertido igual, ignorando el vaso que voló en dirección a la chica, quien lo pudo esquivar muy bien. Definitivamente era muy bueno pasar el rato con sus amigos, todo era ameno y tranquilo, y podían hablar de lo que quisieran cuando quisieran, incluso si se trataba de sus parejas, aunque Jiang Cheng era el más reservado sobre esos temas.
Bueno, Wen Ning siempre podía soltar la sopa con algo de convencimiento.
Cuando volvieron a clases, nuevamente la Wei y el Nie compartieron clase de escultura, formando equipo para hacer un proyecto final que se entregaría en dos días más, acordando reunirse esa misma tarde para poder avanzar algo con el trabajo.
No era tan difícil con su cambio de vivienda, la casa de sus amigos le quedaba mucho más cerca, aunque el Nie últimamente comenzaba a decir que debería de rentar otro departamento o irse a vivir con su hermano mayor antes de que los ruidos extraños comenzaran a hacerse presentes en las noches en la habitación de Wen Ning o de A-Cheng, donde él sabría obviamente, que no se trataban de fantasmas o de alguno de sus amigos sufriendo algún paro respiratorio a media noche.
