21.- Al rescate de un amigo... ¿o 2?

339 40 5
                                    

Cuando Wei Ying despertó, lo hizo unas 3 horas después de la llegada de ambos hermanos Lan a la casa del Wen, se sentía cansada, mareada y parecía que la cabeza iba a explotarle producto de quedarse dormida después de haber llorado por varias horas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando Wei Ying despertó, lo hizo unas 3 horas después de la llegada de ambos hermanos Lan a la casa del Wen, se sentía cansada, mareada y parecía que la cabeza iba a explotarle producto de quedarse dormida después de haber llorado por varias horas.

Muchas en realidad.

Ni siquiera pudo levantarse, la sensación le abrumaba tanto que solo logró rodar en la cama boca abajo y soltar un quejido ahogando contra las almohadas, quería una pastilla, pero tampoco iba a molestar de más a su amigo, ya mucho estaba haciendo con dejarla estar en su casa.

Pobre Xu, hablando de él, debía agradecerle después por todo lo que estaba haciendo por ella, después de todo seguía siendo amigo de A-Huan y ella no quería ser un problema más en otra relación, suficiente tenía ya.

Suspiró.

El Wen la había escuchado y había hablado duro y tendido con ella, eso la tranquilizó y le hizo ver las cosas desde otro punto, pero realmente no le quitaba el gran peso de la culpa que estaba cargando, ni mucho menos el sentimiento de haberle fallado de aquella forma a XiChen, no, mucho menos eso.

Ahora sabía que el siguiente paso a tomar sin duda era hablar con los hermanos y disculparse, pero nuevamente, la vocecita de su cabeza le diría que eso no iba a cambiar nada, no iba a poder solucionar mucho menos y todo seguiría igual o peor.

Vaya sentimiento autodestructivo.

No quería salir de la habitación, al menos no esta tarde, ni la de mañana ni la del mes siguiente, pero tenía hambre y su estómago comenzaba a dolerle, también su garganta estaba reseca, así que primero necesitaba un buen vaso de agua.

De golpe se levantó, dispuesta a salir de su miseria e ignorando el gran dolor de cabeza y su vista oscurecida por un momento. Cuando logró ver nuevamente, se puso de pie. El piso estaba tibio, lo suficiente como para que sus pantuflas prestadas no se hayan congelado mientras ella dormía, por lo que, al meter sus pies, logro sentir un cosquilleo recorrer su cuerpo.

Cuando salió de la habitación lo hizo a pasos lentos y pesados, aún sentía la presión en su cabeza y en sus ojos, los cuales, aunque no se hubiese visto a un espejo aún, sospechaba que seguirían completamente hinchados y rojizos, todo un desastre al igual que el resto de su apariencia, pero poco le importó, ella solo iba por un simple vaso con agua.

O eso había pensado en un principio, porque cuando bajó los escalones y se encontró de frente con dos pares de ojos color ámbar que la miraban como si fuera la cosa más terrorífica del mundo le secó aún más la garganta, incluso le costó pasar saliva y sus pies le fallaron cuando intentó huir de ahí nuevamente sin que pudieran verla.

Su pánico no le dejó hablar, ¿o era el gran nudo que sentía en el estómago? No lo supo, y ni siquiera pudo darle nombre, porque cuando quiso hacerlo, ambos hermanos se levantaron al unísono del sofá, aunque un poco temerosos de acercarse al igual que ella, XiChen fue el primero en acercarse, buscando su mirada bajo cada movimiento antes de envolverla en un fuerte abrazo el cual sabía que necesitaban.

Polos Opuestos {WangXiXian}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora