Wei WuXian, una chica de 17 años que recientemente quedó huérfana tras un accidente automovilístico donde sólo ella logró sobrevivir. Al no tener más familia en el país su custodia pasa a los mejores amigos de sus padres, los Jiang, los cuales tiene...
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Ese día en la tarde ya de regreso en casa de los hermanos Lan, Ying estaba en la sala mientras XiChen -quien había logrado pasar por ella a la universidad en cuanto sus clases acabaron- se daba un baño en su habitación. El hermano menor de éste aún no llegaba, la chica que llevaba puesto un short de mezclilla y una blusa negra de manga larga sacó una libreta de su mochila para hacer una tarea que le habían encargado, además de que había decidido comenzar a alistarse para ese famoso examen con la señorita Wen, porque de verdad no deseaba llegar a la fecha sin nada preparado.
Ahora que lo pensaba, el Lan mayor podría ayudarle con aquello, incluso sus amigos y compañeros de banda, y sabía que si se los llegaba a pedir no podrían negarse a sus encantos por nada del mundo.
¡Ja! Su examen estaba completamente ganado.
Luego, recordó la guerra de bandas que tendrían sus amigos en tres semanas más. Se suponía que hoy era siete y la guerra se llevaría a cabo en su cumpleaños, así que aún tenían tiempo para prepararse, lo debía esperar e dinero del tío FengMian y listo, iría con los chicos a conseguir esos disfraces.
Sonrió para sus adentros. Se estaba acoplando bastante bien a esa nueva familia que la recibió desde el primer día en una manera tan cálida que lo agradecía de sobremanera.
Claro, al principio hubo algunas excepciones, pero ya iba progresando.
Por estar tan metida en sus pensamientos, algunos materiales cayeron desde su bolso hasta el suelo, entre ellas la foto que guardaba con tanto anhelo con sus papás, esa en donde su padre las había llevado a ella y a su madre a acampar por última vez. La vio con melancolía, de nuevo sintió un enorme nudo en la garganta y todos los recuerdos se le vinieron encima, cubriendo con la misma foto sus ojos y empezó a llorar en silencio, abrazando sus piernas y mordiendo el borde de la manga de su camiseta para a evitar que los sollozos llegarán hasta donde se encontraba XiChen, pero estaba tan metida en sus pensamientos que no escuchó la puerta de la casa abrirse, ni mucho menos los pasos que llegaron desde la entrada hasta la sala de estar.
Y frente a ella, sin que estuviera consciente, el menor de los hermanos Lan la observaba, quien en cuanto la vio de aquella manera, olvidó todo lo estrés y cansancio que había significado llevar un caso tan difícil todos estos días, aparte la presión de su prometida.
Verla ahí llorando, abrazando algo que no lograba distinguir y hecha un ovillo en la sala mientras procuraba que sus sollozos no sé escucharán para seguramente no preocupar a nadie, WangJi sintió una pesadez indescriptible.
No le gustaba ver a la menor llorar. Sus padres le habían explicado que estás situaciones podrían llegar a ser normales debido a la reciente perdida y el sentimiento de soledad de la menor porque, es decir, había perdido todo en este mundo.
No tenía padres, tíos, hermanos, primos... Nada. Solo a los Jiang y ahora a ellos, pero además a nadie.
Se imaginó por un segundo a él y a su hermano en aquella situación, tratando de comprenderla y ponerse en su situación, pero realmente deseó que la menor no sufriera más por aquello pese a ser casi imposible.
