Epílogo.♡

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El primer beso entre dos personas es uno de los más importantes, pues es la primera vez que dos individuos se vuelven adictos al sabor, movimiento, y suavidad de éstos… el primer beso entre Zoe y Rubén había sido poco convencional, en aquel entonces no eran ni amigos, ni mucho menos pareja, eran dos personas sintiendo desprecio por sí mismas... pero por supuesto que aquel momento en el que sus labios se conocieron fue como una descarga. Pero debemos insistir, para que esta historia de amor tuviera que consumirse, vaya que tuvieron que pelear… y muy duro. 

–-¿Podrías dejar de gritar, coño? –-Rubén estaba enloqueciendo con la voz tan neurótica de Zoe, ¿no le dolerá la garganta de tanto gritar? -–No todos soportan tu maldito humor.

–-Ni todos soportan el tuyo.

Rubén comenzó a reír de manera escandalosa. Joder, que todos tienen un demonio dentro, y ella ya estaba sacando el suyo. Zoe no puedo evitar rodar los ojos, al parecer esa era la única expresión que podía hacer al estar con ese idiota.  

–-No eres tan genial como piensas, Rubius. -–dijo intentando sonar lo más arrogante posible. Si quería ver quién podía más, pues lo iban a ver. 

–-Puedes llamarme Rubén –-se encogió de hombros –-. Sólo mis amigos me pueden llamar Rubius. ––Ahora ella era la que reía.

 –-Rubén, Rubius, Rubiuh, de cualquier forma eres una mierda. ¡Lo siento, lo dije! 

-– ¡No puede ser! –contestó Rubén riendo. -–Yo soy el que debe de estar enojado, no tú… ¿Por qué coño te enojas?

–-Porque lo último que quiero en esta puta vida es encontrarme contigo, para que te pongas en plan “Soy- el- Dios- del- mundo-” -–contestó agresiva -–. Porque eres un arrogante, un engreído que se cree mejor que todos, un chico con cero sentido del humor, porque eres una mierda en todos los aspectos. Porque ni siquiera eres lindo o agradable… Porque…

Y boom. Rubén no la dejó terminar, pues ya había juntado sus labios, callando todos los reclamos e insultos de esa tía. Venga, que si tenía que callarla de esa forma siempre… no se negaría. 

Pero probablemente este tipo de historias son las que le hacen falta al mundo. Historias donde no todo siempre ha sido fácil, donde el amor va en aumento cada día, cada hora, incluso cada minuto. Historias donde la gente cambia de opinión. Historias de esas que dan giros para dejarnos de cabeza… Historias como la de Zoe y Rubén. Y es que nunca, tan sólo en sus sueños más locos, pensaron terminar de esa forma: enamorados. 

Cuando Zoe lo miraba fijamente, justo como lo estaba mirando en ese momento, él quería tener los poderes que tienen los psíquicos para poder entrar en su mente, y de esa forma saber qué era lo que pensaba, por qué lo miraba tanto… quizás no tenía explicación alguna, quizás sólo quería mirarlo hasta quedarse ciega ante el encanto que él tenía. Ese encanto brillante, encandilante. 

––Oye… ––llamó la atención de Zoe, pasando una mano por delante de sus ojos. Es que, en ocasiones parecía que estaba dormida, pero con los ojos abiertos… como si se le fuera la hoya. Que nunca lo escuche diciendo eso, porque sin duda le plantaría una hostia directo en la cabeza. 

–– ¿Sí? ––contestó sin despegar su mirada de él. Sabía que mientras más le mantuviera la mirada, él se pondría más que nervioso, así que tenía que reprimir todas sus ganas de reír. 

––Sé que soy hermoso, casi como un Dios Griego… pero no es necesario que me mires tanto. ––la modestia ante todo, ¿no? Ella estalló en carcajada. 

––Se me había olvidado lo arrogante que puedes ser a veces. ––él entrelazó sus manos, esa corriente de energía los recorría siempre que ambos tenían cualquier tipo de acercamiento, pero ya estaban acostumbrados a eso, y lo disfrutaban. 

Zoe |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora