Capítulo 26.

536 27 0
                                    

“Intenta prenderle fuego a la noche.”

Él era terco, no podía hacerlo cambiar de opinión. Estaba empeñado en acompañarme, en viajar conmigo.

No era una idea que me desagradara, pero, siendo sincera, era algo que me inquietaba… Ni siquiera estoy segura de que esa sea la palabra correcta. Me inquietaba el hecho de que haya cambiado tan radicalmente su forma de comportarse, de ser conmigo, porque aún puedo escucharle maldecirme y reprocharme lo que hice aquella noche. Sin embargo, una noche fue suficiente para que todo el odio que él había demostrado hacia mí haya desaparecido, quiero decir, es bastante raro.

Me había dado un regalo, me invitaba a pasar tiempo con él, me había besado dos veces, -en la fiesta de Hugo y cuando estábamos solos en el departamento– me pedía mi opinión sobre el vlog que recién había grabado.

Todo parecía haber dado una vuelta, haciéndonos quedar de cabeza. Las cosas sucedieron de la nada.

Bebí del té que sostenía en mis manos, haciendo que éstas se calentaran. Estaba sentada en el sillón, tapada con una manta y mirando alguna película antigua en la televisión. Era de madrugada, y sólo la luz de la tv era la que iluminaba la sala. No tenía sueño, estaba pensando demasiado.

Unos pasos se escucharon detrás de mí, volteé para ver quién era. Y era Cheeto. Sonreí, aunque estaba segura de que no pudo verlo. Se sirvió un vaso con agua y se sentó a mi lado.

-– ¿No deberías dormir? –-preguntó pasando su brazo sobre mis hombros.

-–Quizás. –-contesté dejando escapar un suspiro. -– ¿Qué hay sobre ti, Abraham?

-– ¿Abraham?

–-Ya sé tu nombre real. Lo lamento. –-dejé escapar una risa corta.

Estábamos hablando entre susurros, porque Mangel era una persona que se despertaba muy fácilmente y si lo hacía, se cabrearía con nosotros durante cinco meses. Cosa que no queríamos. Además de que su carácter al despertar no es el más agradable. Estaba agradecida al saber que nunca me casaría con él. Sólo por eso, pero, por otra parte, era realmente atractivo. Al igual que Cheeto, de él me llamaba la atención su cabello rizado, podría pasar todo el día, toda la tarde y toda la noche tocando su cabello y deslizando mis dedos por cada uno de sus rizos. Pero a pesar de ser jodidamente atractivos, nunca los vería como algo más.

–-Yo recuerdo haberte dicho que yo te diría el nombre, cuando te ganarah mi amor. –-me apuntaba con el dedo índice y su expresión era dura, pero obviamente estaba fingiendo.

-– ¿No lo he hecho ya? –-puse una mano sobre mi pecho.

-–No. –-dirigió su mirada hacia la tv. -–O quizás sí. Nunca lo sabrás.

–-Oh, Cheeto, eres una mala persona.

° ° °

Desperté gracias al molesto sonido que emitía mi móvil. Lo dejé sonar durante varias veces, hasta que supuse que sería algo importante. Así que lo cogí.

-– ¿Bueno? -–respondía mientras frotaba mis ojos con mi mano libre y dejaba escapar un bostezo. Era sábado, no trabajaba hoy. Además, mi jefe me había dado dos semanas libres, porque él tenía que hacer cosas fuera de España, y le gustaría que yo tomara unas vacaciones, a pesar de apenas haber iniciado el trabajo. El tipo realmente estaba en drogas.

-–Estuve pensado... Sí, Zoe, tengo cara, pero no soy un pringado. –-estuve riendo ante su comentario. –-De acuerdo, mañana es domingo, ¿no? –-asentí, pero me di cuenta de que estábamos hablando por móvil, así que emití un pequeño “sí” –-Joder, tía, mañana es el día.

–-Lo sé, ¿te arrepentiste? –-Que diga que sí, que diga que sí.

–-No te vas a deshacer tan fácil de mí, muyaya. –-pude sentir que sonreía y reprimía una risa.

En mi cabeza se posaban imágenes sobre cómo podría ser ese viaje. Sólo él y yo. ¿Qué podría salir mal? Me preguntaba en mi mente. Pero, ¿qué podría salir bien, de todos modos?

Zoe |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora