Maratón: capítulo 25

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“Mientras tú me ames, podemos estar sin hogar, podemos estar rotos.”

-–Entonces, ¿harás algo este fin de semana? –-me preguntó mientras caminábamos por las calles.

–-Viajaré. -–contesté.

Se detuvo en seco y me miró preocupado, una ceja arriba y mientras se mordía el labio inferior. Me detuve con él.

-– ¿A dónde?

–-A este pueblo en el cual nací. -–respondí mirando al pavimento. –-Tengo que visitar a alguien. -–sonreí.

-– ¿Anthony te va a acompañar?

Suspiré, y seguí caminando, él me acompañó. El clima era agradable, como él lo había dicho. El viento estaba soplando realmente fuerte, y era frío, pero tampoco era un frío que te congela del todo, era más bien un frío que puedes disfrutar mientras caminas y aclaras pensamientos. Además de que la luz de la luna iluminaba todos los lugares, y el cielo estaba lleno de estrellas, quizás no eran muchas, pero eran suficientes para que se viera lindo.

Estaba este Starbucks, entramos y pedimos un café. “Eres toda un hipster, tía.” Dijo Rubén mientras nos sentábamos en una mesa con nuestras respectivas bebidas. Reí. Le di un sorbo a mi café.

-–Supongo que viajo sola. –-dije mientras ponía ambas manos alrededor del vaso de café, para calentarlas un poco. –-Anthony tiene otros asuntos, son importantes para él.

-– ¿Más importantes que su novia? –-preguntó seco. Esa no era una pregunta que me esperaba, sonaba más como un reclamo.

–-No es así. –-dije en voz baja. -–Es sólo que se complica que me acompañe, mientras tiene que arreglar esto… Al parecer viajará a Inglaterra, una escuela de música. Es una gran oportunidad para él, y es su sueño. No debo de enojarme con él, de hecho, soy feliz. –-hice una sonrisa.

–-Eso es genial. –-dijo. -–Me refiero a que es genial que se vaya, tendré más oportunidades.

-– ¿Oportunidades? –pregunté riendo. -–Estás loco, tío.

–-Oye. –-llamó mi atención mientras bebía su café. -–Me contaste los planes de Anthony, –-utilizó un tono gracioso para pronunciar su nombre. -–pero no me contaste las razones por las cuales viajarás.

-–Oh. –-me tensé. Miré hacia todos lados, no es que no quisiera contarle, pero era algo doloroso recordar las razones, porque nunca lo superaría, porque aún me hacía daño. –-Bueno, yo visitaré a alguien.

-– ¿Quién? –-preguntó.

–-A mi mamá. -–respondí tratando duro de que mi voz no se quebrara, no quería llorar mientras él me veía.

–-Genial, ella debe de ser genial. –-sonrió.

–-Sí, lo era. -–bajé mi mirada. –-Ella falleció hace dos años, uh, sí. -–reí un poco, pero sin ganas de reír.

-–Lo-lo lamento. -–dijo tomando mi mano entre las suyas. –-En verdad.

–-No te preocupes. –-le sonreí. –-Entonces, iré a visitarla.

–-Puedo acompañarte. –-dijo mirando directamente a mis ojos. –-Hey, sí, puedo acompañarte.

–-No, digo, tendrás cosas que hacer y…

–-No creo que algo sea taaan importante como viajar contigo. Entonces te acompañaré. -–me guiñó.

–-Rubén…

–-Calla, tía. Yo ya hice mi elección y nada me hará cambiar de parecer.

Zoe |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora