Se acerca el invierno

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Las huestes del caudillo saquearon la ciudad portuaria de Vanger.


La toma de la ciudad dividió por completo los bandos de ambos lados de todo el continente norteño. Incluso las grandiosas valkirias, señoras de la guerra, regentas de los mayores ducados se dividieron por primera vez en cincuenta años.


El caudillo llegó a un acuerdo con los emisarios y les ofreció oro de las ciudades saqueadas a cambio de apoyo. Varios regentes de los reinos del sur, cegados por la codicia se unieron a su bando.


Se libró la batalla de los campos ardientes. El ejército rebelde, superior en número y con apoyo externo destrozó gran parte del ejército real.


Aquella derrota marcó un antes y un después en la monarquía.


El hijo del rey dio un golpe de estado asesinando a su padre, el rey, mientras dormía quedándose con la corona.



Con todos sus problemas resueltos, Manis podía dedicarse por completo a su régimen de entrenamiento. No necesitaba estar cachas, sino ganar las habilidades necesarias que tenía en su vida anterior.


—Por desgracia, en este mundo no existe el tratamiento de refuerzo humano del doctor Anneryth, así como tampoco esas misteriosas células madres—


Se detuvo de su ejercicio de abdominales, que consistía en sacar agua de los cubos del suelo con vasitos para con ellos llenar dos cubos colocados a cada lado de la barra de entrenamiento.Quedando colgado boca abajo apoyándose sobre la rama con sus rodillas, meditó sobre su vida pasada.


—Ahora que lo pienso ¿Qué eran esas células que me inyectaron?... En ese momento estaba muy afectado y no le di importancia, pero ahora... El tratamiento reforzaba mi cuerpo, según del doctor, pero entonces ¿Qué finalidad tenían las células? ¿Es por ellas que yo podía...? ¿Puedo hacerlo en este mundo?... No, porque este no es mi cuerpo. Necesito recuperarlo y cuando lo haga pediré explicaciones— Retomó su entrenamiento —Volver a casa... Conseguir mi cuerpo... Retomar mi vida... Necesito encontrarle—


Tras un par de horas detuvo su entrenamiento. Se encontraba sudado y cansado. Sus músculos estaban entumecidos, pero poco a poco empezaba a tener un cuerpo cada vez más esbelto y atlético.


—Un poco más... y podré sacar el máximo partido a mis artes marciales— Dijo entre jadeos. En ese momento una fría ráfaga de viento recorrió la zona agitando las plantas cercanas.Con esa ráfaga de viento Manis entendió que no podía seguir usando el agua del río para bañarse.


Pensó en calentar agua en una olla de barro, pero se dio cuenta de que con una olla no sería suficiente, enfermaría mientras la otra se calentaba. También se le ocurrió crear varias ollas, pero para calentarlas necesitaba mantener el mismo número de hogueras, por lo que descartó esas opciones.


Al analizar la situación, se dio cuenta de que necesitaba una fuente constante de agua caliente. Observó su reloj y luego miró al cielo.

Isekai genérico.Where stories live. Discover now