Capítulo 17. Alguna vez leí un libro

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La señora Lee condujo a Sinnoh y a Luke a la casa que estaba detrás de la suya. Era más o menos igual, pero un poco más pequeña. Les pidió que esperaran en la sala y ellos obedecieron. Tardó diez minutos en regresar con ellos, y los miró con una vieja sonrisa de esperanza y amabilidad. Señaló una puerta grande de madera que conducía a la habitación de donde ella acababa de salir.

–Solo hay una cama, espero que no les sea problema.

Luke y Sinnoh se miraron un momento, pero en realidad no había mucho que les molestara de eso. Eran solo amigos. Sonrieron ambos, tratando de parecer lo menos incómodos posible.

–No se preocupe, no hay ningún problema con eso. Al contrario. Gracias por todas las molestias, señora Lee.

–No son molestias, si es que en verdad vienen a ayudar. Descansen bien, mañana traeré a Alice con ustedes.

Ambos asintieron con una pena increíble, intentando que creyeran al cien por ciento su propósito. La señora sonrió, aparentemente aliviada y contenta. Dejó a los chicos a solas, se despidió de ellos y regresó a su casa. Dentro de la habitación había ropa limpia para ambos; parecía de su talla. Había un baño limpio, y la cama estaba tendida. Ambos decidieron darse un baño y cambiarse para ir a dormir. Mientras él se desnudaba para ir a ducharse, Sinnoh se sentó en la cama pensando en todo lo que había hecho. Estando consciente, ella nunca habría asesinado tanta gente. Por la mirada de la señora Lee, tal vez había asesinado a un familiar suyo, lo cual la hacía sentirse todavía peor. Luke la sacó de sus pensamientos mientras tomaba una toalla.

–¿En qué piensas?

–No, en nada. –respondió ella mirándose las uñas.

–En serio te hace falta relajarte. Mejor dúchate tu primero. –Luke sonrió, señalando el baño.

–No Luke, esta bien. Sigue con lo que hacías.

Luke hizo una mueca y se subió a la cama de un salto, abrazó a Sinnoh por detrás y la cargó.

–¡Oye idiota! ¿qué haces? –Sinnoh empezó a patalear para soltarse.

–Te doy una medicina para tu estrés. –Luke le sonrió y aflojó la presión, para mostrarle que no iba a hacerle daño. Sinnoh dejó de luchar, pensando en lo que él tendría planeado. Luke la alzó y la llevó al baño, en donde por fin la dejó tocar el suelo. Ella se iba a dar la vuelta, pero Luke no se lo permitió. Recargó la barbilla sobre el hombro de ella, cerró los ojos y olió su cabello; sus brazos continuaban rodeando la cintura de ella. Sinnoh no se incomodó, pero se preguntaba por qué Luke actuaba así.

¿Luke?

¿Qué pasa?

Esto… ¿qué intentas?

Luke la ignoró y le quitó los brazos de encima. Tomó delicadamente con los dedos la orilla de la camiseta que le había prestado a Sinnoh.

–¿Puedo? –preguntó Luke alzando  un poco la tela, haciendo claro que le pedía permiso para quitarle la camiseta. Sinnoh dudó un momento, pero confiaba profundamente en Luke y sabía que él no le haría daño. Asintió lentamente y Luke, con cuidado y despacio fue quitándole la camiseta. Sinnoh de todos modos no se sintió desnuda o cohibida. Luke en cambio, enrojeció un poco y desvió la mirada hacia la pared.

–¿Puedes quitarte el G.E.B.O?

Sinnoh asintió y metiendo una uña en el Círculo Vital, logró desarmar lo que se sostenía en su pecho y en su cuello. Se quitó las agujas de los dedos y dejó el aparato en una repisa de madera. Le daba un poco de tristeza tener que quitarse el G.E.B.O, ya que sin él su brazo era completamente inútil.

–Entra a la ducha, porfavor.

Sinnoh avanzó hacia la ducha y se introdujo en ella. Luke cerró los ojos y tanteó el lugar con los pies para entrar detrás de ella. Sinnoh se rió por su inocencia y por su respeto. ¿Me siento en la tina?. Por favor. Sinnoh resopló en forma graciosa y se sentó en la tina de cerámica, algo polvorienta pero nada sucia. Luke tanteó con las manos hasta encontrar las llaves del agua, y una vez que las halló, giró ambas para llenar la tina de agua caliente. Sinnoh las cerró en cuanto se hubo llenado. Luke tragó saliva, y no abrió los ojos. Esperó de pie, junto a la tina.

–Em… ¿Luke?

–¿Sí?

–Puedes entrar, no necesitas esperar ahí. –Sinnoh se rió un poco por el hecho de que Luke estuviera tan ensimismado en el respeto y en la censura. Luke tragó saliva y se fue quitando la ropa. Sinnoh tampoco lo miró. Escuchó como metió los pies en el agua y luego, el resto del cuerpo. El agua le cubría hasta las costillas a Luke, y a ella un poco arriba del cuello. Luke por fin abrió los ojos y puso los brazos en los bordes de la tina. Suspiró y abrió las piernas, pegándolas a la cerámica mientras juntaba las rodillas.

–Aquí –pronunció Luke con una ligera torpeza. –Puedes recargarte hacia atrás.

Sinnoh obedeció e inclinó lentamente la espalda hacia atrás. Siguió hasta que sintió las rodillas de Luke tras ella. Se sintió un poco tensa, pero le dejó hacer. Sus rodillas sobresalían del agua, al igual que sus hombros. Luke tendió los brazos sobre el hombro humano de ella y empezó a masajear con las yemas de los dedos. Sinnoh inmediatamente sintió una punzada de relajación y por puro reflejo cerró los ojos con fuerza.

–¿Te lastimé?

–No, es que es muy relajante.

Luke sonrió levemente y siguió masajeando. Sinnoh no podía mover el brazo, pero podía sentir los dedos del chico aplastando ligeramente su piel, moviéndola en círculos y presionándola contra el hueso. Ella nunca se había sentido tan relajada en su vida. La sensación era completamente placentera, y el agua caliente en toda su piel obraba como un sedante.

–¿Cómo se siente?

–Excelente. ¿Dónde lo aprendiste? –preguntó Sinnoh riéndose por la pregunta estúpida.

–Idiota, no lo sé –Luke también se rió por el humor negro. –Solo lo sé y ya. Además, te lo mereces luego de toda la tensión a la que has estado sometida.

Sinnoh sonrió y recargó la cabeza en el pecho de él. Luke enrojeció ligeramente y le sonrió con ternura. Continuó masajeando durante un largo rato, hasta que se dio cuenta de que Sinnoh ya estaba quedándose dormida. Un masaje casi siempre es tan relajante que te da la plácida sensación de que te estás perdiendo en tu propia mente.

–Luke –Sinnoh habló con la voz arrastrada y muy baja, ya faltaba poco para que cayera dormida. 

–¿Eh? –el chico parecía sorprendido de que todavía pudiera hablar. –¿Qué pasa?

–Te voy a decir un secreto. –sus ojos ya estaban completamente cerrados. La voz cada vez se le oía más baja. Luke se acercó a ella poniendo el oído a unos centímetros de los labios de ella. Sinnoh le puso una mano en la mejilla del otro lado del rostro y respiró en el oído de Luke. –Recuerdo que alguna vez leí un libro… y me llamó la atención una frase que… decía… hum… bien, no recuerdo que decía… pero… te amo…

Las mejillas de Luke se sonrojaron al máximo. Miró a Sinnoh, pero ésta ya estaba completamente dormida. Su respiración se hizo más lenta y sus músculos se relajaron. Luke cerró los ojos y la cargó para sacarla de la bañera. Con los ojos cerrados buscó una toalla, se la puso encima y la condujo hacia la habitación.

G.E.B.O: ConspiraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora