Capítulo 10. Una buena explicación

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Strafford caminó por un largo pasillo, recto, elegante. Luke y Sinnoh caminaron tras de él, mientras que Smith los seguía con un rostro inexpresivo. Los chicos se preguntaron por qué de pronto todo parecía tan sencillo. Se preguntaron por qué las cosas se veían tan calmadas; No te confíes. No puedes confiar en esta gente. Al primer indicio de que algo anda mal, llévate a Luke. Sobrevive. Mantente alerta.

Aparentemente, Strafford no representaba un peligro o amenaza. Se le veía igual que los médicos que los habían conducido hacia allá; no parecía ser fuerte, por tanto, si hacía algo estúpido, Sinnoh lo mataría. Aún cuando eso significara perder la oportunidad de conseguir recordar. No arriesgaría su futuro por su pasado.

Strafford los condujo por un pasillo continuo y grisáceo. Un pasillo monótono, silencioso y desesperante. El único sonido eran los pasos del cuarteto que miraba solamente al horizonte esperando hallar el final de aquel pasillo infinito. Caminaron por lo que parecieron, veinte minutos. De pronto aparecía una que otra puerta tan gris como la pared, con una habitación de la que no provenía ningún ruido. El pasillo parecía ser interminable. La espera estaba matando a Sinnoh por dentro. Hubo un momento en el que ella ya no pudo aguantar más. Tanto silencio la iba a matar.

–Maldita sea Strafford, ¿a dónde nos llevas? Este maldito pasillo no tiene final.

–Paciencia, mi querida Cero. Ya falta poco.

Sinnoh se resignó a esperar. Pensó entonces, que quizá eso haría siempre. Resignarse a esperar a que alguien más hiciera algo. Eso hizo cuando llegó a La Espiral. Eso hizo cuando ocurrió lo de su brazo. Smith llamó a los hirnox h-70 y a mi brazo G.E.B.O, y dijo algo de un despertar definitivo. ¿Qué quiere decir?

Y esperó. Por cinco minutos más caminaron por ese pasillo horrendamente gris. Y por fin, la luz. Bueno, no exactamente. Una puerta de caoba espléndidamente café apareció frente a ellos. Strafford tomó la manija con lentitud, como si le gustara provocar suspenso. La puerta se abrió lentamente, dando a los chicos oportunidad de ver una habitación prácticamente vacía de gente, con un solo escritorio, y miles de papeles desordenadamente ordenados alrededor de los muros. Strafford se quedó en la puerta, como si esperara algún movimiento. Al fin, Sinnoh miró a Luke y respiró hondo, tomando la iniciativa y caminando al interior de la habitación.

Luke la siguió.

Ambos se detuvieron frente al escritorio.

–Creo que esto les dará una buena explicación. Tengan una buena tarde.

Y de inmediato, cerró la puerta. Por suerte, ninguno de los dos muchachos escuchó cerrar un seguro o un candado. Pensaron que solo la había cerrado sin llave. Entonces se dedicaron a mirar el escritorio y los tantos papeles que había encima. Justo en el centro, había un par de carpetas donde estaba escrito “#O” y “#1”.  Los chicos las miraron por un par de segundos, y cada uno tomó la que más cerca le quedaba. Sinnoh tomó la del cero, y Luke la del uno. Adentro, sostenida por un clip, había una hoja llena de lo que parecían datos médicos anexados a una fotografía manchada con un sello rojo medio borrado que decía “Apariencia primaria aprobada”.

Ambas fotos eran inconfundiblemente, de un par de androides sin terminar. Eran más o menos un esqueleto hecho de metal, cables y otras cosas que no podían distinguir. Los nombres de aquellas cosas eran S-000 y L-001. No parecían tener diferencias; solo eran un par de robots incompletos. Los datos médicos tampoco parecían decirles mucho. Varias palabras extrañas y abreviaturas con siglas estaban escritas en aquel papel, cosas que solo podría leer un médico. Detrás de la hoja, encontraron algunas fotografías.

En la de Sinnoh, las fotografías parecían la serie que tenía Ezio en La Espiral. Él haciendo cosas en un laboratorio junto a aquella mujer; la mujer conectada por varios cables al androide (que parecía haber tomado más forma e incluso, llegar a parecer una silueta femenina) y otras tantas que había visto de Ezio. Pero de pronto las fotografías se tornaron desconocidas. La mujer anotaba un par de cosas en una libreta mientras continuaba conectada. Un par de fotos después, ésta yacía recostada en una camilla junto al androide, aparentemente dormida o medicada. Algunas fotos más, y la mujer se desvaneció. Ezio continuaba apareciendo, anotando más cosas en la misma libreta de la mujer. De pronto le inyectaba diversas sustancias al androide, o revisaba algunos cables y piezas metálicas.

Fue entonces cuando todo se volvió tétrico. Y más tétrico que recordar, fue el que hubieran evidencias de algo tan repulsivo.

Ezio desapareció un momento de las fotografías. Un cirujano al que Sinnoh no había visto nunca, sostenía un cuchillo en el costado de la cabeza de la mujer. Habían fotografiado como le habían arrancado la piel del rostro y el cabello. Sinnoh no podía dejar de mirar. Estaba estupefacta y aterrorizada. En una fotografía, aparecía la mujer (obviamente, muerta) sin rostro y cubierta de sangre, con el esqueleto al descubierto. Y para continuar con el crecimiento del trauma, fotografiaron cómo le colocaban el rostro y el cabello al androide, colocándole además otras partes humanas de dudosa procedencia. Después, hicieron exámenes para verificar que el androide aceptaba los tejidos. Luego los hicieron cicatrizar con sustancias desconocidas; y por último, una fotografía del androide terminado con un sello que imprimía “Apariencia final aprobada”, Sinnoh tembló y retrocedió hasta chocar con la pared. La cabeza le daba vueltas. No podía pensar en otra cosa, todo cuanto había visto era repulsivo. Y de pronto, lo recordó todo.

Miró la última fotografía una y otra vez.

No podía dejar de mirar.

No podía entender.

Era su rostro.

~~NOTA: Apariencia primaria de Sinnoh en multimedia..~~

G.E.B.O: ConspiraciónWhere stories live. Discover now