28. Planificando vuelos

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CHARLIE

La forma en la que había despertado tenía miles de significados. Pude repasar cientos de veces cada facción del rostro de Liam, quien se hallaba calmo a mi lado, la sábana era muy delgada, aún de esa forma, él se había destapado por el calor inventado en su cabeza. Era curioso la forma en que mi cabeza pensaba que sería maravilloso poder despertar así cada mañana, junto a la persona que hace de tu vida una aventura.

Mi mano comenzó a jugar lentamente con su cabello, no quería que despertara. No todavía.

Me dejé deleitar por su cercanía y la forma tan interesante que tenía de relajar su rostro para verse tan pacífico. A veces envidiaba la forma en como lo lograba y deseaba poder hacer lo mismo, pero casi no podía ni dormir. Me torturaba la idea de que todo lo que amaba se me arrebatara.

El momento en el que se Liam se mueve un poco junto con un gruñido, me advierte de que estaba a punto de despertar. Mi mano abandona la zona suave que su cabello le había proporcionado y pasó a darle una caricia delicada en la mejilla, lo cual le provocó algo de cosquillas. Terminó por abrir uno de sus ojos y una grata sonrisa se marcó en su rostro.

—Hey —dice con la voz algo ronca—. Buenos días.

—Buenos días.

Eso no estaba tan bien dicho, casi eran las dos de la tarde.

—Qué bella forma de despertar.

—Que bien que lo disfrutaste porque ya es hora de comer.

Se cubre el rostro lo más pronto posible con la sábana y al ver que se la arrebaté, toma la almohada para realizar su técnica de camuflaje.

—Quiero seguir durmiendo. —dice.

—Arriba.

Tomo sus pies y jalo con todas mis fuerzas para sacarlo de la cama a como dé lugar. Generalmente, odiaría que eso me hicieran a mí, pero como se trataba de Liam, todo cambiaba. Una vez que estuvo fuera de la cama y, en concreto, en el suelo, su mirada me fulmina de inmediato.

—¿Por qué me odias? —la forma en que lo dijo, reflejó una decepción fingida bastante graciosa.

—Admito que me deleito con tu sufrimiento.

—Eso ya no es ninguna sorpresa.

Fue cuestión de segundos para ver a Liam abalanzarse hacia mí para poder cobrar su venganza. Sinceramente casi nadie sabía de las cosquillas que me cargaba en la cintura, pero él fue tan intuitivo que atacó por esa parte hasta hacerme gritar desesperadamente como una loca en busca de su perdón para que parara.

—¡No he oído lo que dijiste! —sigue con sus dedos juguetones en mi piel y eso me da más ganas de estampar su bello rostro contra la pared.

—¡Voy a matarte! —eso no sonaba ni un poco realista ya que andaba en una mezcla de risa con ganas asesinas. No quedaba muy aterrador—. ¡Ya, perdón!

Eso era mi punto débil, así que decidí ceder. Así es el amor en muchas formas.

Procedimos a arreglarnos antes de que las demás personas entraran y vieran todo el alboroto alrededor. Ya tenía suficiente con la idea de que me molestarían de por vida, pero otra cosa que el agua fría de la ducha me había hecho recordar fue que mi día estaba por terminar, y no sabía bien qué hacer.

Tomé una toalla y salí lo más pronto para darle el turno a Liam. No fue complicado oír unas voces tras la puerta del departamento, ya ni tomar un poco de café en las mañanas era posible. Abro de golpe la puerta y varias cabezas caen derecho al suelo.

I am not a Lady [MAMP#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora