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"Es ruso"

8 de octubre
La gran gala de la familia era hoy. ¿Que si estaba mentalmente preparada para ello? No. Suena muy raro decirlo así peor nunca me he sentido parte de ese grupo al que mi familia pertenece. Nunca me ha gustado llamar la atención, aunque la tuviera, tampoco me gustaba ser reconocida por la posición de mis padres y esta gala era exactamente todo eso que no me gustaba. Estaría rodeada de políticos muy influyentes, embajadores, decanos y familias muy adineradas. Otro punto que no estaba a mi favor era que los amigos con los que había salido de fiesta eran parte de este círculo social y realmente no quería encontrarme con ellos hoy. Tengo una suerte de madres déjenme decirles.

Estrujé mis ojos y coloqué mis anteojos para continuar estudiando unos artículos de la constitución pero mi timbre sonó haciéndome bufar. Mientras me acercaba al timbre empecé a murmurar por lo bajo hasta que abrí la puerta y me encontré con Lorraine.

-¿Que deseas?- dije con rastro de molestia en mi voz.

-Buenas tardes primor, ¿todo bien en casa? ¿Te sientes bien?- dijo con una pequeña sonrisa adentrándose al apartamento.

-No estoy de muy buen humor Lorraine- dije abalanzándome al sofá tras cerrar la puerta de principal.

-¿Amaneciste aburrida hoy?- dice, mientras toma una pequeña lata de soda del refrigerador.

En realidad había amanecido de malas. Llevaba una semana sin consumir nada y eso me estaba dando dolores de cabeza muy fuertes, tenia que estudiar unas leyes para mi examen de admisión en la universidad y debía arreglarme para la estúpida gala. 

-Digamos que si- acomodé mis anteojos nuevamente- ¿Que haces aquí tan temprano de todas formas?- dije mientras la miraba con el ceño ligeramente fruncido.

-¿Temprano?- lanzó una risa sarcástica que retumbó por todo el apartamento- Son las tres de la tarde KitKat, vine para terminar de arreglarme aquí.

Asombroso, tenía dos horas para arreglarme peor no tenía ánimos de nada

-дерьмо (mierda)- dije tomando mi teléfono para cerciorarme de la hora- Tengo que ducharme rápido- dije y me puse de pie para meterme al baño.

-Mientras terminas iré maquillándome- gritó desde el salón.

No hay cosa que más me guste que darme un buen baño caliente, exfoliarme, ponerme mascarillas y afeitar todo lo que sea necesario, y justo hoy eso era lo que más necesita pero el poco tiempo no me lo permitió pero estaba contenta ya que esa misma semana me había ido de spa así que el trabajo no sería tan arduo. Salí de la tina un poco temblorosa y decidida me dirigí al lavabo, ahí abrí el pequeño botiquín y encontré mis "ositos de goma", aquello era algo que guardaba solo para sentirme bien por momentos. Me quedé analizándolos y me sentí tentada a comer uno para calmar la ansiedad que sentía en ese momento, pero le había dado mi palabra a Iván y no quería traicionarlo de esa forma. Después de guardar todo tal y como lo había dejado salí del baño dispuesta a acicalarme un poco. Cuando salí del baño lo primero que encontré fue a Lorraine terminando de plancharse el pelo. Ella se encontraba lista con un hermoso vestido color esmeralda. Su vestido le llegaba a las rodillas y era satinado, tenía escote modesto que resaltaba por el hermoso collar de diamantes que adornaba su cuello y dichos brillos hacían juego con unos hermosos tacones plateados del mismo estilo.

-Pareces una diosa Lorraine- dije mientras le brindaba una sonrisa.

-¿Estás jugando?- dijo mientras me miraba con ojos entrecerrados por el espejo- Yo parezco una diosa después de maquillarme y peinarme, sin embargo acabada de ducharte pareces una diosa Katerina.

New York nightsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora