TERMINADA//2°da parte en mi perfil// ASH DRAGONS//
La vida de Roxane Lestrange nunca ha sido fácil.
Ahora vive con sus tíos en la mansión Malfoy desde que Walburga Black murió.
Va a empezar su segundo año en Hogwarts, ya que estudió en Durmstrang...
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Estaba sentada en el sillón. Ya era de noche y el resto de la casa cenaba en el piso de abajo. Yo no había querido comer nada después de... la marca.
En mi antebrazo se hacía presente un dolor punzante lleno de oscuridad.
El proceso había sido horroroso.
Al bajar la escalera empecé a negarme a hacerlo, pero no era problema para una maldición imperius. Un aireo de varita y ya no me movería del asiento por mucho que lo desease.
Al principio no había sentido nada, pero a a medida que la mancha se iba expandiendo y el color se volvía más fuerte, un dolor empezó a recorrer mi brazo.
Era un dolor extraño, como si por dentro las venas me estuviesen ardiendo. La piel me abrasaba.
Poco a poco el dolor fue pasando. Y cuando la maldición se pasó grité. Grite por la rabia que sentía y por el dolor que estaba sufriendo.
Miraba por la ventana, recordando la horrorosa escena mientras unas lágrimas rebeldes caían. No quería llorar, no quería demostrar que era débil. Tenía que ser fuerte.
Una lechuza se posó en mi ventana. No la reconocía, pero cogí una carta que llevaba.
Después de agarrarla la lechuza salió volando.
Abrí el sobre. Dentro había una carta.
Una carta de Charlie.
Decía que Reyna le había avisado de que me iría unos días y le dijo que no se preocupase. Aún así, estaba de los nervios.
Lo sabe. Sabe qué ha pasado.
No pude seguir leyendo la carta. Mis ojos se empañaron y un dolor apareció. No un dolor físico, sino un dolor que se siente correr por las venas y que te quema en el remordimiento.
Dejé todo a un lado y me tumbé en la cama para descansar, o mejor dicho, para escapar un rato del mundo.
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Unos susurros me despertaron. Abrí un ojo perezosamente. Draco y la mayor de los Greengrass estaban en mi puerta.
Discutían sobre entrar o no.
Cerré los ojos y murmuré.
-Draco, iros. Quiero descansar.
-Ves, te lo he dicho.- le reclamó el rubio a la joven castaña.
Esta no le hizo caso y entró hasta quedarse delante de mi.
Abrí otra vez el ojo y la vi, delante de mi con una sonrisa curiosa.
