TERMINADA//2°da parte en mi perfil// ASH DRAGONS//
La vida de Roxane Lestrange nunca ha sido fácil.
Ahora vive con sus tíos en la mansión Malfoy desde que Walburga Black murió.
Va a empezar su segundo año en Hogwarts, ya que estudió en Durmstrang...
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Desperté entre las suaves sábanas de mi cama.
Esta noche había tenido otra pesadilla. Otra horrible pesadilla.
Estaba en un sótano, con las manos atadas en la espalda y amordazada.
Intentaba deshacerme de las ataduras, pero estas cada vez apretaban más y más.
Una voz resonaba entre las paredes. No era capaz de entenderla.
Susurraba entre los rincones y parecía moverse de un lado a otro. No veía nada ni a nadie cerca de mi, hasta que una sombra empezó a rodearme hasta cubrirme entera.
Fue entonces cuando desperté, con el corazón acelerado y las manos sudadas.
Pasé mis manos por mi cara intentando borrar esas imágenes de mi mente. Me froté los ojos suavemente y suspiré.
Tenía esas pesadillas desde hacía años, pero nunca las había sentido tan reales.
Miré mis muñecas, las cuales segundos antes sentía como eran comprimidas por una cuerda. Sentía el dolor que me había provocado y el miedo que me había causado la voz.
Un suave ruido y una luz aparecieron en mi puerta.
Un pequeño niño rubio apareció en ella con un pijama de rayas verdes.
-¿Qué te pasa Draco?- pregunté mirándole quieto en la puerta, con miedo a entrar.
-Te he oído gritar, y pensé que te estaban haciendo daño.- respondió el rubio mirando al suelo.
El pequeño de los Malfoy dejó a un lado su cara de preocupación y se acercó a la cama sonriente.
-¿Puedo quedarme contigo Roxane?- dijo metiéndose en la cama antes de que yo le dijese algo.
-Bueno, ya estas aquí , así que no te voy a dejar escapar.- le tapé con mis sábanas y le hice cosquillas.
Al pequeño se le saltaron las lágrimas mientras se reía. Y suplicaba que parara.
-Para Roxane.- decía entre risas.
-No voy a parar, porque no soy Roxane, soy El monstruo de las cosquillas.
Seguí haciéndole cosquillas hasta que otra presencia llegó a mi habitación.
-¡¿Queréis dejar de gritar?!- mi tío Lucius consiguió que los dos nos quedáramos de piedra. No sabíamos que estábamos haciendo tanto ruido. - En unas horas te vas a ir a Hogwarts y todos necesitamos descansar, así que iros a dormir ya.
-Sí tío Lucius. -contesté.
El pequeño Draco asintió.
-Ven, te voy a llevar a tu cama.- le dije cogiéndole de la mano.
-Pero yo quiero dormir contigo.
-Sabes que papá no te deja.
-¿Y qué?
Suspiré, a un pequeño de seis años no hay quien le contradiga. Y menos si te pone ojitos de cachorros, como era el caso.
-Sólo por esta vez.
El rubio sonrió y los dos primos se durmieron el uno al lado del otro.
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-¡Date prisa Roxane!
Narcissa gritaba desde el piso de abajo mientras yo terminaba de recoger mi baúl.
-¡Enseguida voy!- grité.
Tenía el baúl abierto y lo revolvía mientras buscaba entre libros y túnicas.
¿Dónde estás pequeñaja? susurraba para mi una y otra vez mientras seguía revolviendo las cosas.
Levanté la mirada y busqué en las estanterías. Solo veía los huecos vacíos de los libros que tenía metidos en el baúl.
Mi mirada pasó entonces a mi mesa de noche.
Ahí estaba la endemoniada insignia de prefecta. Después de todo lo que me había costado conseguirla había estado a punto de perderla.
Corrí a la mesilla y agarré la insignia. La guardé en mi bolso y cerré el baúl completamente deshecho. Lo agarré y bajé donde me esperaba una furiosa Narcissa agarrada de la mano del pequeño Draco.
-Bueno, ¿nos vamos?- dije una vez hube llegado con el baúl a rastras.
- Sí, vas a llegar tarde.
- Qué va tía, la mejor parte siempre llega en el momento adecuado.
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Al llegar al andén la multitud de padres despidiéndose de alumnos era agobiante. Miraras donde miraras veías padres llorando o niños de primero nerviosos por saber en qué casa quedarán, si tendrán muchos amigos, si el pelo de Snape es tan horrible como dicen. en fin, lo típico.
Yo solo iba pendiente de una cosa. No tropezarme con el baúl o con algún niño despistado. Lo cual, no era cosa fácil.
Por fin conseguimos guardar el baúl y encontrar una puerta que no estuviese abarrotada.
Entonces llegó el momento de la despedida.
El pequeño Draco me miraba desde su altura con unos ojos tristes y un rostro pétreo. Mientras, mi tía Narcissa me sonreía mientras intentaba peinarme un poco los rizos (Misión imposible).
-Te voy a echar mucho de menos tía Narcissa.
La abracé. Aunque me molestara que me riñera cada dos por tres, mi tía era la familia mas cercana que tenía, y seguramente la persona que más me quería en el mundo.
-Yo también a ti Roxane. Mi pequeña.
Acarició mi cara con su mano, mientras sonreía. Ella era lo más parecido a una madre que había tenido en mucho tiempo.
Al pequeño Draco empezó a caerle alguna que otra lagrimilla por su blanco rostro.
Me puse de cuclillas delante de él.
-Ey, que no me voy para siempre. -dije acariciándole la cara.
-Pero vas a tardar mucho en venir.
- Qué va. Antes de que te des cuenta estaré aquí de nuevo.
