viii

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Algo de aquellas miradas y murmullos no parecía normal, y JeongGuk lo sabía

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Algo de aquellas miradas y murmullos no parecía normal, y JeongGuk lo sabía. Se le apretaba el estómago de tan sólo caminar por alguno de los pasillos con la ropa limpia y suave, desordenada, llamando el atención de sus compañeros con tan sólo su presencia. Habían miradas despectivas de todos lados, Hufflepuff, Ravenclaw y Gryffindor, sobre todo desde la casa de los leones, donde juzgaban su persona desde lo más profundo. Era incómodo y lo peor de todo es que no sabía con exactitud qué cosa estaba pasando, qué era lo que había comenzado aquel alejamiento social.

Se despertó con la cabeza dando vueltas, animado pero con el corazón pesado. No le gustaba la forma en que estaba resultando su sexto año de Hogwarts en total, aunque le encantaba la presencia de JiMin en sus días tan fríos y grises. Le ayudaba a inhalar el aire helado del otoño para recordarle que todo seguía, y que en algún momento algo como ellos debía ocurrirle al colegio. De alguna forma éso le calmaba lo suficiente como para soportar día tras día, de la misma forma en que JiMin también debía soportar al resto.

— Oye, Jeon. — estaban en clase de Encantamientos cuando Sean le habló directamente, aprovechando el ambiente menos preocupado y ligero para ellos. Estaban repasando el encantamiento para hacer flotar objetos de peso mediano, con el fin de practicar el movimiento de un objeto en el aire. Hombro con hombro, el mago afroamericano no tuvo que inclinarse a su amigo para hablarle, más bien tuvo que alzar un poco la voz de lo fuerte que hablaban los demás.

— Dígame mi rey.

— Eh... ¿Qué pasa con lo que dicen? — preguntó Sean con la voz un tanto temblorosa. JeongGuk lo miró directamente mientras mantenía el pesado tomo de Yule: la magia del solsticio de invierno en el aire, y notó que tenía una mirada preocupada dirigida solamente a él.— ¿Estás bien?

— Debería preguntarte éso a tí. — respondió el muchacho de gafas, mientras dejaba bajar el libro sobre la mesa de trabajo que usaban. Tocó el encuadernado con las puntas de sus dedos, detallando sus figuras tan intrincadas características de la cultura celta, para luego dejar de lado el libro y mirar a Sean directamente a los ojos.

Su amigo estaba muy cambiado respecto a cómo era usualmente; temblaba ligeramente y tenía una sombra en su rostro que parecía tragarse su alma. Estaba preocupado por muchas cosas a la vez y... bueno, el fin del semestre, sus MHB y lo que decían de su amigo en los pasillos no lo estaban dejando en la mejor forma posible. JeongGuk se sentía culpable de tener a alguien tan sensible y cercano en su círculo más próximo, tal vez porque cada vez que hacía algo Sean era el primero en verse afectado, lo quisiera o no. Pero eran amigos, y JeongGuk lo entendía.

— ¿Qué pasa?

— ¿Que qué pasa? Jeon, dicen cosas horribles de tí. Alguien te vió con Park en el campo de Quidditch la mañana del sábado. Y están diciendo que... que entre ustedes hay algo. Y que eres un traidor a la hermandad de las casas buenas, que estás del lado equivocado. Hoy escuché a Maximus escupir cuando dijo tu nombre. Y la chica del pelo en tirabuzones, Alexis, estaba planeando en hacerte una broma muy pesada que incluye un Cruciatus invocado por ella misma.

BESOS EN EL CAMPO DE QUIDDITCH 𐙚 魔法 . GGUKMIN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora