Capítulo Cinco: ¿Quién es Rebecca?

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Razón por la cual decido acercarme con lentitud hacia él, parece demasiado sumido en la sección de libros de terror y suspenso. Cuando estoy lo suficiente cerca, recargo mi espalda de la estantería y lo veo sin reservas.

Pero ¿Qué demonios? Su cara fue tallada o es un tipo creado a la perfección. Labios provocativos, nariz recta, mandíbula definida, pómulos altos, ojos ligeramente rasgados en las esquinas y cuando me miran descubro un gris atrapante en ellos. Su piel es increíblemente pálida, cabello castaño despeinado, más alto que yo y con una complexión atlética. ¿De dónde salió este muñeco?

Me mira a la expectativa, cómo si esperara a que hiciera algo más que verlo de forma rara, hay un brillo burlón e impaciente en sus ojos.

— ¿Harás algo más que verme? —pregunta.

—Te pareces a mis personajes —respondo—. Solo estoy procesando que eres real.

—Teniendo en cuenta tu olor a marihuana me atrevería a decir que aun estás en algún viaje —Toma un libro de mi lado e intenta pasarme en una indirecta de que desea alejarse de la chica rara babeando sobre él.

Le corto el camino casi por inercia. De verdad necesito memorizar este rostro para describirlo en mi reciente novela. Enarca una ceja hacia mí.

— ¿Siempre impides el camino de desconocidos?

—No hay necesidad de ser desconocidos —Estiro una mano—. Soy Azhar.

Mira mi mano extendida y creo que es un tipo que no la estrechara, pero en última instancia lo hace. Ah, tiene modales.

—Anders —Es su respuesta—, sin embargo, seguimos siendo extraños, Azhar.

Por un momento recuerdo cuando conocí a Leonid, la manera en la que dije que por saber su nombre y ver sus abdominales no éramos extraños, sonrío sin planearlo.

— ¿Sería raro si te dijera que soy escritora y quiero usarte cómo portada de alguno de mis libros?

—Cosas más extrañas he escuchado —responde rodeándome luego de dejar el libro en la estantería.

— ¿Te vas sin el libro? —pregunto a su espalda.

Se gira a verme y me da una pequeña sonrisa junto a una mira desconcertada, cómo si pensara "¿Por qué esta mujer con olor a marihuana y rareza no deja de hablarme?" no es que me ofenda, pero espero una mejor impresión.

—Vine a ver a una persona y parece que hoy no estoy de suerte—responde finalmente—. No es divertido comprar un libro cuando no tengo un trato especial travieso.

—De acuerdo... —No lo entiendo, pero ¿Qué más da? —. Espero tengas mejor suerte a la próxima.

—También lo espero.

Retoma su caminata y evalúo sus hombros, su espalda que se vuelve más angosta hasta su cintura y un culo increíble ¡Qué tipo más espectacular para mirar!

— ¡Un gusto conocerte, Anders! —digo a su espalda.

Sin voltearse se despide con la mano mientras sale de la librería. No sabía que tipos así se encontraban en estos lugares, Shaina sí que se lo debe de pasar bien mientras trabaja.

Aun cautivada por la vista de un hombre con el que haría una fiesta de hormonas, me restriego un ojo con la mano y consigo algo de delineador en mis nudillos, pero por supuesto que me vería cómo una vagabunda el día que nuevamente tropiezo con un hombre ardiente. Supongo que lo volveré una tradición de las primeras impresiones.

Salgo de la librería bajo la atenta mirada del tal Pablo y Annie. No es ni siquiera mediodía por lo que puedo ver. La cabeza no deja de dolerme y hay destellos de la pesadilla que parecen querer emerger.

El Rostro de una MentiraWhere stories live. Discover now