Después de la muerte de Superman y la desaparición de Kara, Lois decide marcharse de Ciudad Nacional con su hijo, jurando volver algún día con el digno sucesor de su esposo.
Lena Luthor, después de hablar sus últimas palabras con Lex, se encuentra c...
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Mansión Luthor.
Lionel caminaba tranquilamente por su jardín con una hermosa y tranquila bebé que dormía plácidamente en sus brazos. Siempre había deseado tener una hija, con la cual reparar los errores cometidos con su primogénito Alexander, y ahora tenía esa oportunidad y no iba a desperdiciarla.
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Lionel- Tú serás diferente, Lena.
Siempre había querido una familia unida y fuerte que no se rindiera ante las adversidades que podrían encontrar en el camino. Por esa razón, se había casado con una mujer de buena familia, Lillian, quien era una excelente doctora. A dos años de su unión nació su hijo. Su esposa había prolongado su vida de mujer libre y dedicada a su vida personal para cuidar de él, mientras que Lionel trabajaba sin descanso en sus proyectos en Luthor-Corp, una de sus tantas empresas mundialmente conocidas. En ella no solo se dedicaba a crear proyectos que favorecieran a la humanidad, sino también lavaba grandes sumas de dinero para personas poderosas que podían siempre brindarle una protección mayor.
Su matrimonio con Lillian, después de que Lex cumpliera los cinco años, siguió de la misma manera: calmada y rutinaria. Pero cuando este llegó a la adolescencia, todo cambió. Lex no carecía de nada, todo lo tenía cuando quisiera y sin límites, y esa falta de límites lo llevó a ambicionar algo más que solo ser el heredero de una de las familias más ricas y poderosas del mundo.
Su inteligencia era privilegiada, pero antes de usarla a su favor, la usó para destruir todo a su paso. Sus múltiples deseos de gobernar solo todo el mundo y de deshacerse de los alienígenas que vivían en la tierra en paz con los humanos, lo hizo volverse un total demente. Su principal enemigo era Superman, sí, el tan famoso héroe.
Pasó muchos años tratando de matarlo, hasta que un día logró herirlo, pero con eso también se deshizo de la única mujer que lo amaba sinceramente, su madre.
Esa culpa lo atormentó por largo tiempo en una de las prisiones más impenetrables del país. Un día Lionel lo visitó y vio el despojo que era. Ese día, antes de despedirse de él, este dijo algo que lo dejó atónito.
