Capitulo 34 ✓

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Lena: -Lo fuiste en un momento. - Respondió con cierta molestia, sin entender por qué le mencionaba eso en ese preciso momento.

Kara: ¿Te ofende, Luthor?

Lena: Sí, me ofende. Porque si te hubieras quedado a mi lado, nunca hubiera tenido que llegar a esos extremos.

Kara: A veces creo que no eres capaz de asumir tus actos. Tú provocaste todo esto, no fui yo.

Lena: Yo te amo, Kara.

Kara: Y yo te amo a ti, pero no olvidaré todo lo que hiciste por amor.

Lena: Sabes qué, lárgate de mi vista. No quiero verte.

Kara: No me pienso ir de aquí sin obtener lo que es mío. Porque tú, Lena Luthor, eres mía. Que eso te quede bien claro.

Lena: ¿En verdad soy tuya?

Kara: Sí, y te vas a divorciar de ese idiota porque volverás a ser lo que eres.

Lena: ¿Y qué soy?

Kara: Mi mujer, eres mía.

Lena: Demuéstramelo.

No tuvo que decir más para que Kara se lanzara a sus labios y comenzara a besarla apasionadamente. Sus manos se posaron en la piel de Lena, acariciándola y recordando cada detalle de su tacto.

No pasó mucho tiempo antes de que Kara cediera el control a Lena, pero la azabache falló al creer que la reina kryptoniana iba a permitir que eso sucediera. Kara se encontraba sobre ella, rozando su sexo en la pierna de la rubia, mientras sus manos se aferraban a la cintura de Lena, haciendo que esta sintiera la fricción en su centro.

Las manos de Kara acariciaban suavemente los senos de Lena, causando una leve tortura que la hacía gemir de placer.

Narra Kara.

No podía apartar la mirada de Lena. Sus gestos y la forma en que se movía sobre mi pierna eran tan sensuales que solo aumentaban mi deseo de hacerla rendir y suplicar por más. Quería que rogara para que la hiciera mía.

Me acerqué más a su cuello y comencé a subir, dejando algunos mordiscos y chupones a lo largo de su piel. Pero mi objetivo era llegar a su oído.

Kara: Cuando lo hice, no perdí mi oportunidad. -Vamos, cariño, sé lo que quieres. - La apreté más contra mí, logrando arrancarle un gemido de sus labios. - Muéstrame cuánto lo deseas, Lena. Anda, muéstrame cuánto lo deseas. - Ella entendió lo que quería y comenzó a moverse aún más, haciendo que la humedad de su centro traspasara su ropa interior.

Lena: Kara, hazlo ya.

Kara: Mi respuesta fue clara y le di dos nalgadas fuertes. - Aquí yo mando, Luthor. - Ella bajó la mirada y yo tomé su mentón. - Sigue. - Ella obedeció y cuando vi que estaba a punto de llegar al clímax, la interrumpí y la puse debajo de mí.

Lena: Ahh... ¿Kara, qué te pasa?

Kara: Me pasa que no vas a mandarme como si fuera tu esclava, y eso lo vas a entender. - Mordí su labio y luego comencé a jugar con sus senos, chupándolos y lamiendo sus puntas, mientras mis dedos jugaban sobre la tela húmeda que cubría su sexo. Sus gemidos eran música en la habitación.

Cuando finalmente dejé sus senos rosados y más sensibles de lo que habían estado al principio, me aparté y observé la tela y luego su rostro, que tenía las mejillas sonrojadas.

Llevé mis manos a su ropa interior y la rompí, tomando el control de la situación. Bajé a besar su vientre hasta llegar a donde ella necesitaba mis caricias. El sabor dulce de su intimidad solo hacía que no quisiera separarme de ella.

Lamí de arriba a abajo y jugué con mi lengua en su entrada, haciéndola gemir de placer. Ella entendió lo que quería y colocó sus piernas en mis hombros. Empecé a ser más intensa y apasionada, y ella disfrutó cada momento. Mis manos acariciaban sus piernas, y ella respondía con movimientos sensuales.

Lena: Kara, sigue por favor.

Llevé mis manos a sus muslos y ella entendió lo que quería, colocando sus piernas en mis hombros. Comencé a ser más intensa y apasionada, y ella disfrutó cada momento. Mis manos acariciaban sus muslos, y ella respondía con movimientos sensuales.

Lena: Kara, sigue por favor.

No pude resistirme a sus súplicas y continué, llevándola al borde del éxtasis una vez más. No me detuve cuando alcanzó un segundo orgasmo, sino que seguí lamiendo y, sin pensarlo dos veces, la penetré con mis dedos, lo cual la hizo gritar mi nombre.

Narra Lena.

Nunca había tenido quejas de Kara en la cama. Ella era única, pero por alguna razón, ahora notaba un gran cambio en la forma en que se dedicaba a darme placer. Cuando terminó de provocarme un segundo orgasmo, se apartó y no sabía qué más seguiría, hasta que vi cómo me tomó de las caderas.

Giré y me quedé en una posición expuesta ante ella, y no dudó en poseerme. Sentía cómo entraba y salía de mi interior, sin contener mis gemidos ni mis gritos cuando ella comenzaba a tomar más velocidad, haciéndolo rápido y duro.

Kara: ¿Te gusta? - Preguntó, dando una estocada profunda. Asentí, pero ella volvió a hacerlo con fuerza, causando un escalofrío que erizó mi piel. - Quiero palabras, Lena.

Lena: Sí, me gusta mucho. Sigue, ya voy a llegar.

Kara: Llega conmigo.

A la mañana siguiente.

Salí del baño después de despertarme temprano. Necesitaba refrescarme, así que me duché y, al salir, envolví mi cuerpo en una bata de baño de color negro. Ver a Kara dormida en la cama me hizo sonreír, ya que había pasado la mejor noche de mi vida, aunque no había descansado mucho.

 Ver a Kara dormida en la cama me hizo sonreír, ya que había pasado la mejor noche de mi vida, aunque no había descansado mucho

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Me acerqué a ella en la cama y empecé a besar su espalda desnuda suavemente.

Lena: Debes despertar.

Kara: ¿Seguiremos?

Lena: ¿Acaso no te pareció suficiente?

Kara: No, aún quiero seguir. - Volteé para mirarla a los ojos. - Quiero que me des un hijo.

Lena: ¿Qué?

Mis palabras la tomaron por sorpresa, y pude ver la confusión y el asombro en su rostro.

No me quería enamorar de ti Where stories live. Discover now