Capitulo 37 ✓

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Lillian, consciente de las huellas que sus decisiones habían dejado a lo largo de su vida, reflexionaba sobre el entramado de aciertos y errores que había tejido su existencia

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Lillian, consciente de las huellas que sus decisiones habían dejado a lo largo de su vida, reflexionaba sobre el entramado de aciertos y errores que había tejido su existencia. Cada elección, cada paso dado, había desencadenado consecuencias, algunas de las cuales habían sido devastadoras. Se había unido en matrimonio con Lionel, un hombre que con el paso del tiempo se había convertido en un extraño para ella, el padre de su único hijo, a quien, cegada por un amor maternal inquebrantable, nunca logró guiar por el camino correcto.

Observando a Lionel, Lillian no solo veía las marcas físicas que el tiempo había impreso en él —las canas que salpicaban su cabello, los surcos de fatiga alrededor de sus ojos, y la piel que había perdido la batalla contra el paso de los años—. Más allá de estas señales de envejecimiento, ella discernía en él a una persona que no mostraba remordimiento por sus acciones pasadas; un hombre aparentemente ciego ante las consecuencias nefastas de sus impulsos y decisiones. Lillian, armada con la verdad y una perspectiva aguda forjada por la distancia y el tiempo, sabía demasiado bien el peso de los secretos y las acciones que Lionel había llevado a cabo.

Ella había estado al tanto de todo, incluso cuando las sombras de sus propias decisiones la envolvían. Ahora, regresaba, movida por un propósito firme y una determinación inquebrantable. Lillian había vuelto para enfrentar los fantasmas del pasado y para prevenir una tragedia que, en su ausencia, no había logrado detener: la caída de inocentes a manos de un ciclo de venganza y errores no resueltos. Esta vez, estaba decidida a intervenir, a poner fin a la espiral de destrucción que amenazaba con consumir no solo a aquellos a quienes una vez amó, sino también a inocentes arrastrados por la corriente de sus acciones.

En su corazón, Lillian albergaba la esperanza de redimirse, de corregir los errores que habían marcado su camino y, quizás, de encontrar un atisbo de paz en el proceso. Sin embargo, sabía que el camino hacia la redención estaría plagado de desafíos, de verdades dolorosas que saldrían a la luz y de enfrentamientos inevitables. Pero estaba dispuesta a enfrentarlos todos, por el bien de su familia, por su hijo, y por aquellos cuyas vidas pendían de un hilo.

Lillian: Lionel, me voy, y tú te sumerges en problemas. Realmente pensé que eras más astuto, pero veo que me equivoqué. En cuanto a Lori, debo intervenir, pues, a pesar de lo que creas, le tengo cariño a esa joven.

Lionel, consumido por la ira, se enfrenta a la realidad de que Lillian aún está viva, lo que pone en peligro su relación con Eliza, quien verá su matrimonio como inválido. La aparición de Lillian trae consigo un torbellino de emociones y revelaciones.

Lionel: ¿Por qué me abandonaste?

Lillian: Porque lo que creía que era amor por ti se extinguió, y no podía seguir a tu lado. Además, como siempre, encontré a alguien más que podía ofrecerme lo que merezco, lo que realmente me corresponde, Alura es realmente lo que esperaba obtener. Hice mal en fingir mi muerte, en lastimarte con ella, lo siento.

No me quería enamorar de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora